Tienen que quedar boquiabiertos desde el primer instante – parte dos

Tienen que quedar boquiabiertos desde el primer instante – parte dos

Después de cruzar el umbral de la puerta de la clase la idea que estaba esperando le floreció. Esto le sucedía todo el tiempo, en el último momento la ideas aparecían de la nada. Aunque dejara suficiente tiempo para maquinar las ideas, siempre se le ocurrían al último instante. En este caso la primera acción que realizarían era tan básica en estas épocas de la hiperconectividad. El profesor colocó su portafolio sobre el escritorio y les dijo a sus estudiantes: «Saquen una hoja de papel y algo con que escribir.» La mitad de los estudiantes tenían a fuera sus ordenadores portátiles, se vieron confundidos los unos a los otros. La mano de un estudiante se levantó lentamente, con un movimiento leve de la cabeza el profesor le dio la palabra. 

 

—Yo no traje papel—.

 

—Bueno. No hay problema.— El profesor sacó un rimero pequeño de hojas de su portafolio y las distribuyó entre los alumnos que necesitaban una hoja.

 

El profesor esperó un momento en silencio antes de continuar con las instrucciones. Esta pausa larga aumentaba la expectativa de los estudiantes.

 

—Tomen la hoja de papel y quiero que la usen para escribir su respuesta a la pregunta ¿Para quién escriben?— Un par de estudiantes se adelantaron y empezaron a escribir sobre el papel. —Paren. Paren.— Dijo el profesor. En este caso quiero que sigan las instrucciones literalmente. Tomen la hoja de papel y escriban con ella.— El profesor colocó una tiza en escritorio y pretendió que agarraba la pizarra para escribir sobre ella utilizando la tiza en el escritorio.  —Vamos intenten— incitó el profesor.

 

Unos estudiantes se quedaron estupefactos, boquiabiertos. Otros tomaron sus lápices entre las piernas y empezaron a escribir con la hoja. Estos valientes terminaron rompiendo sus hojas después de un par de letras. Pasaron unos cinco minutos y varios intentos fallidos después el primer estudiante se acercó al profesor con una hoja en mano. 

 

—¿Terminó?—

 

Un movimiento tímido de cabeza afirmaba que sí había terminado.

 

—Bueno. Fantástico. Léalo en voz alta.

 

El estudiante empezó a narrar lo que tenía escrito en la página.

 

—Un momento.— Interrumpió el profesor. —Léalo con entonación dramática. Échele pasión. Imagínese que nos esta contando el nudo de una película de suspenso.

 

El estudiante vio la hoja. Achicó los ojos.  Acercó y alejó la hoja. Y se volteó a ver al profesor diciéndole —No me entiendo. —

 

—Gracias— Dijo el profesor. —100 puntos por esfuerzo. Esta es la primera lección. ¿Haber quién puede explicarnos que sucedió en esta primera lección?

 

Una mano en la parte de atrás del aula se levantó.

 

—Sí, cuéntenos.—

 

—Que se vale fallar.—

 

—Bueno. Sí, esa es una lección secundaría. Se vale intentar y fallar, pero no me vayan a fallar sin intentar. Eso no tiene chiste. La lección de hoy esta en que la creatividad esta en ver las cosas de otra manera. Especialmente, las funciones más básicas, cotidianas. Esas acciones que pasan desapercibidas y encontrarles una nueva manera de interpretar o una nueva manera de arreglar las piezas del juego. Ustedes como escritores usan a diario el papel y el lápiz, máquina de escribir o una versión más moderna, el ordenador y la impresora.— Cuando el profesor mencionó la máquina de escribir un par de alumnos se vieron entre si como diciendo ahh ese es una manera de escribir con una hoja.

 

El profesor continuó con su cátedra con un nivel de ansiedad mucho más bajo de los que había iniciado y cumpliendo con el objetivo auto impuesto de dejar a los estudiantes boquiabiertos.


Puedes leer la parte uno aquí 

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Tienen que quedar boquiabiertos desde el primer instante

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El bullicio de sus conversaciones ceso al instante que escucharon el «buenos días», ronco y autoritario del profesor. Este buenos días fue seguido por un rechinado de las sillas. El metal frotándose contra el piso formando un acorde con la respuesta de buenos días del estudiantado. Los alumnos se cuadraron en sus asientos y empezaron inconscientemente a determinar qué tipo de profesor les tocó en este primer día de clases. Los estudiantes no podían notar que el profesor estaba nervioso nunca antes lo habían visto en persona. Unos cuantos conocían el trabajo del profesor. Sus libros eran populares. El haber ganado el premio nacional de literatura le daba cierto prestigio a su obra y un aura de grandeza a su persona. Esto era todo lo contrario a la manera en que se percibía internamente el profesor.

La mayor parte del tiempo el profesor estaba inseguro de lo que escribía. Vivía constantemente titubeando, alterando, corrigiendo su propia obra. Una tarea de casi sisifónica. Desde que él dijo que aceptaría enseñar el curso de escritura creativa sus nervios le hacían sudar las manos. El agarrador de su portafolio delataba su estado de ansiedad. Este pedazo de cuero permanecía húmedo por la mano sudorosa del profesor dándole un claro contraste con el cuero del resto del portafolio. A pesar de sus logros literarios el profesor aún era un principiante en la cuestión académica. Como todo cuento que él había escrito, él consideraba que el inicio era crucial. En esta ocasión el primer día iba a ser fundamental, los primero minutos iban a ser críticos. Dar una buena impresión en el primer día dictaría cómo los estudiantes leen su capacidad de catedrático. Él quería convertirse ese libro que no pudieran dejar de leer.

Esta manera de pensar del profesor lo angustió varias noches. Sufría tratando de pensar la mejor manera de iniciar el curso. El inicio tenía que ser formidable. Él tenía que cautivar la atención estudiantes y esto los motivara a terminar el curso con entusiasmo.

La noche anterior al inicio de su curso no pudo dormir. Solo pudo pensar en su clase, en cuál sería la primera actividad que realizarían. No podía empezar con un simple «¿cómo se llaman?» o una actividad rompe hielo, eso sería muy parroquial, claro importante pero parroquial. Le dieron las tres de la mañana y no lograba idear ninguna estrategia o una forma creativa de empezar su clase. Resignado y frustrado de no haber logrado pensar en algo diferente se fue a acostar. No logró idear algo que les dejara las bocas de los estudiantes como cuevas para las moscas.

Durante la pequeña porción de noche que quedaba el dio vueltas en su cama revolviendo las chamarras, volteando las almohadas. Después de un par de horas de intentar conciliar el sueño lo logró. Ese momento que durmió parecía más el descanso de medio tiempo de un partido de fútbol que a una siesta. Sus mente estaba nublada, café, ejercicio, y baño hicieron poco para despejar sus pensar. Mientras caminaba hacia la parada del bus su cuerpo le fue recordando que aún tenía que ideárselas con su primer día de clases y esto le fue avispando la mente. No saber qué iba a hacer el primer día de clases que estaba apunto de convertirse en un «¿cómo se llaman?». Llegó a la universidad y la ansiedad de no lograr pensar algo creativo empezaba a dar espacio a la resignación. Otro factor más de ansiedad, presentarse frente a un publico, empezaba a germinar en sus nervios.

 

Sigue mañana y puedes leer la parte dos apartir del 4 de diciembre, 2018 aquí.

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Después de la tormenta, parte 7 y final

Después de la tormenta, parte 7 y final

A Rodriga le tomó poco tiempo llegar a donde estaba ubicado el nuevo nido. Desde la distancia vio como el resto de sus hermanas estaban transportando cúmulos de tierra desde adentro del nido hacia fuera. Casi instintivamente Rodriga se enfiló en el carril de entrada y se disponía a trabajar. Llegó al centro del nido y tomó su primer terrón de tierra y se disponía a sacarlo cuando empezó a escuchar que el resto de sus hermanas murmuraban. Rodriga continuó trabajando sin darle mucha importancia al murmuro comunal.

Al volver a entrar al nido por su segundo cúmulo de tierra la fila de hormigas que iba adelante desapareció y Rodriga quedó en el centro del nido rodeada de todas sus hermanas, las que habían sobrevivido la tormenta. Todas empezaron a aplaudir con sus antenas y una por una pasó a saludarla. Después de toda esta conmoción las hormigas regresaron a su trabajo. Las hormigas debían construir el nuevo alberge para la colonia.

Mientras continuaba sacando tierra Rodriga le preguntó a una de sus hermanas:

—¿Cómo llegaron hasta aquí?

—Pues seguimos tu rastro. Tú lo dejaste arriba en las plantas porque el piso estaba muy mojado para dejarlo allí.

—Ehh, en realidad no fue así, yo dejé el rastro allí en lo alto de las plantas porque trataba de regresar al nido para ayudar y no podía caminar por el suelo porque estaba mojado.

­­—Bueno, esa versión será la realidad pero no es una buena versión para construir una leyenda. Una leyenda que se pasé de generación en generación y que le enseñe a las siguientes generaciones que hacer cuando hay inundaciones. Así que desde hoy en adelante serás la heroína de la colonia.


Sobre «Después de la tormenta»

Lo primero que hizo Rodriga al llegar al nuevo nido fue ponerse a cargar cúmulos de tierra.

Pueden ver las otras entregas de esta historia cuando salgan publicadas en estos enlaces

Después de la tormenta, parte 7 y final

Después de la tormenta, parte 7 y final A Rodriga le tomó poco tiempo llegar a donde estaba ubicado el ...

Después de la tormenta, parte 6

Después de la tormenta, parte 6 Empezaba a obscurecer cuando Rodriga llegó al pilar donde Rosa la babosa vio por ...

Después de la tormenta, parte 5

Después de la tormenta, parte 5 Rodriga la hormiga se sentía un poco mejor. La plática con Olga la oruga ...

Después de la tormenta, parte 4

Después de la tormenta, parte 4 Rodriga la hormiga no tenía un plan, se sentía desolada, no sabía por donde ...

Después de la tormenta, parte 3

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Después de la tormenta, parte 2

Después de la tormenta, parte 2 La hormiga no logró avanzar mucho cuando las gotas de agua empezaron a caer ...

Después de la tormenta, parte 1

Después de la tormenta La hormiga Rodriga salió a buscar comida temprano en la mañana. Cada hormiga del nido tenía ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

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Después de la tormenta, parte 6

Después de la tormenta, parte 6

Empezaba a obscurecer cuando Rodriga llegó al pilar donde Rosa la babosa vio por última vez a un grupo de hormigas. Lo primero que encontró fue la liga que dejó Rosa. Un momento después se topó con un leve aroma que le indicaba que sus hermanas habían caminado por allí. Rodriga siguió este aroma hasta la ranura que le comentó Rosa. Para esto la noche ya había dominado completamente los cielos.

 

Rodriga decidió pasar la noche dentro de la ranura donde fue su colonia durante un breve período de tiempo. Casi instantáneamente Rodriga se notó diferente, por primera vez desde la tormenta se sintió acompañada. Aunque seguía estando sola el saber que sus hermanas estaban vivas y que la colonia de hormigas continuaba abrazaba a Rodriga con un confort muy familiar.

 

La hormiga se alistó para dormir en el área más profunda de la ranura. Allí ella se imaginó que estuvieron las larvas más jóvenes. Conciliar el sueño le fue un poco difícil, se imaginaba a sus hermanas en la ranura soportando la tormenta. Se imaginaba su reacción al verlas mañana. Estas eran las imágenes felices que le llenaban la cabeza pero también su cabeza se aturdía con imágenes tristes. ¿Qué tal si no las encuentro? ¿O si no logró seguir su rastro?

 

Rodriga se dio cuenta que ya se había dormido hasta que un zumbido intermitente la despertó. El día empezaba a clarear. Era hora de que la hormiga agarrara camino y siguiera el rastro de sus hermanas. Al llegar a la base del pilar Rodriga entendió que era lo que estaba produciendo el zumbido intermitente. Un ronrón que cayó de espaldas y trataba de ponerse de vuelta en sus patas pero no podía. El zumbido era producido por sus elaterios que redoblaban contra el suelo cuando el ronrón intentaba ponerse derecho. Rodriga con prudencia se le acercó.

 

—Buenos días. ¿Le puedo ayudar?

 

—Ay. Mira. Que vergüenza, ya dos veces que me ayudan las hormigas en menos de 24 horas.

 

—Así. Cuénteme más sobre las otras hormigas.

 

—¿Me echas una mano? Ponte a mi lado y me empujaré con mi elaterio sobre ti.

 

—Con gusto. ¿Así?

 

En un instante el ronrón estaba sobre sus patas.

 

—Muchas gracias. Yo soy Aron el ronrón —dijo mientras extendía su pata para saludar a la hormiga.

 

—Por nada. Y yo soy Rodriga la hormiga.

 

—Parece que eres famosa entre las hormigas. Te estaban mencionando todo el tiempo mientras estaban mudando el nido.

 

—No creo que se yo sea tan famosa como mencionas.

 

—Pues, Rodriga no es un nombre muy común. Una de ellas mencionó que tu dejaste un rastro hasta la ubicación del siguiente nido, justo a la par de una planta de higo.

 

—¿En serio? ¿Estas seguro?

 

—De que tu eres la Rodriga la que ellas se referían no estoy seguro pero de que dijeron que una Rodriga dejó un rastro hasta una planta de higo.

 

—Pues parece que yo soy esa hormiga porque yo acabo de regresar de ese lugar.

 

—Pues si las estas buscando ve a la planta de higo que por allí las vas a encontrar.

 

—Gracias. Feliz día.

 

—Las gracias a ti por ayudarme a dar vuelta.


Sobre «Después de la tormenta»

Ahora resulta que Rodriga ya es famosa sin que ella lo sepa, Aron le cuenta lo que él escuchó.

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Después de la tormenta, parte 7 y final

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Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Después de la tormenta, parte 5

Después de la tormenta, parte 5

Rodriga la hormiga se sentía un poco mejor. La plática con Olga la oruga le subió los ánimos. Decidió regresar a la pared donde encontró el último rastro de las otras hormigas y seguir el consejo que le dio.

Rodriga la hormiga llevaba ya 8 vueltas en la espiral creciente y la falta de rastro alguno le empezaba a preocupar. Lo único que la hormiga había encontrado era la liga fresca de una babosa. Rodriga decidió seguir la liga hasta que hasta que encontró la fuente. Era Rosa la babosa. A ella la conocía desde hace dos veranos.

—Hola Rosa. ¿Cómo has estado? Que bueno verte después de esta tormenta tan severa.

—Eh Rodriga, tiempo sin verte. Por un pelo me salvé. Bueno yo no tengo pelos de que hablar, pero tu sabes es un dicho. Me asusté al no verte entre las demás hormigas.

—¿Has visto al resto de mi colonia? Dime como están. Sobrevivieron la tormenta— la emoción de Rodriga era notable, sus antenas se crisparon y su abdomen se empezó a batir como la cola de un perro que huele su comida.

—Vi a un grupo justo antes de la tormenta. Ellas llevaban larvas y huevos a un lugar más alto. Al preguntarles por ti me dijeron que te habías quedado atrás.

—Sí. Yo estaba buscando comida en un recorrido largo. La tormenta me atrapó cuando venía de regreso. Me tuve que subir a una planta esperar a que pasara la lluvia. ¿Dónde las vistes?

—Yo venía subiendo la pared cuando me encontré con un grupo de ellas. Les cedí el paso, tu sabes, la liga que dejo les hubiera entorpecido su camino…

—Pero dime dónde las vistes. No seas así. La ansiedad me tiene que ya no puedo.

—Sí. Perdón. Tu debes estar muy afligida. Estábamos en el pilar de en medio de la casa, como a unos 30 centímetros del piso. Ellas encontraron una ranura donde esconderse mientras pasaba la tormenta.

—¿Y después las viste?

—No. Después pues de la tormenta no las vi. Yo me desprendí de la pared. El viento me había secado mucho y necesitaba humedecerme rápidamente. Por suerte el suelo estaba hume…

—Gracias. Me voy a buscarlas.

Rodriga no se aguantó las ganas de salir corriendo a buscar a las sobrevivientes de su colonia. Dejó a Rosa a platicando sola.

 


Sobre «Después de la tormenta»

Encontrar la liga de una babosa conduce a Rodriga una nueva fuente esperanza.

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Después de la tormenta, parte 7 y final

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Después de la tormenta, parte 4

Después de la tormenta, parte 4

Rodriga la hormiga no tenía un plan, se sentía desolada, no sabía por donde empezar a buscar. Desde la planta más cercana a donde estaba el nido que encontró Rodriga empezó a buscar a las hormigas sobrevivientes. Por horas buscó señales de movimiento de hormigas caminando en fila. Mientras observaba Rodriga conoció a Olga, la oruga.

 

—Hola, disculpa has visto alguna hormiga después de la tormenta.

 

—Buenas días. Mi nombre es Olga. No hasta el momento no he visto alguna. Si las logras ver desde aquí es que tienes una gran vista.

 

—Disculpa que no me presenté. Yo soy Rodriga la hormiga. Es que estoy muy consternada por no encontrar a mi familia. Subirme a la esta planta fue la primera idea que se me ocurrió.

 

—No te preocupes. Haz probado hacer una espiral creciente desde la entrada del nido. Así tal ves encontraras las trayectorias hacia donde se dirigieron.

 

—Logré seguir un rastro tenue hasta la pared de la casa pero se el rastro desapareció en la pared.

 

—Pues inténtalo allí en la pared, podría ser que encontraras un rastro más adelante.

 

—Gracias. Lo intentaré.

Sobre «Después de la tormenta»

El alivio de encontrar una solución después de un momento desconsertante es alentador.

Pueden ver las otras entregas de esta historia cuando salgan publicadas en estos enlaces

Después de la tormenta, parte 7 y final

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Después de la tormenta, parte 3

Después de la tormenta, parte 3

Para cuando la lluvia terminó la hormiga ya estaba encaminada a casa o al menos regresaba a donde estaba el nido antes de la lluvia. Se sentía un poco insegura de su regreso, la lluvia había lavado su rastro, pero aún le quedaba la memoria de la distancia recorrida y la dirección del nido con respecto al sol. Básicamente, sabía cuanto caminar y en que dirección.

 

Al llegar a la ubicación que le decía su GPS interno solo encontró las ruinas del nido. Un pequeño agujero indicaba por donde fue que salieron sus hermanas que sobrevivieron. Rodriga, solo identificaba el olor de muy pocas de ellas. Ninguna de ellas era la reina. Eso era de esperar, según el protocolo de evacuación la reina sería de las primeras en ser evacuadas. Rodriga trató de seguir el rastro que dejaron las hormigas sobrevivientes sin éxito alguno. Todas las feromonas llegaban hasta la pared de la casa y luego desaparecía sin posible explicación.


Sobre «Después de la tormenta»

Rodriga la hormiga esta perdida, no encuentra al resto de su colonia. No tiene una dirección.

Pueden ver las otras entregas de esta historia cuando salgan publicadas en estos enlaces

Después de la tormenta, parte 7 y final

Después de la tormenta, parte 7 y final A Rodriga le tomó poco tiempo llegar a donde estaba ubicado el ...

Después de la tormenta, parte 6

Después de la tormenta, parte 6 Empezaba a obscurecer cuando Rodriga llegó al pilar donde Rosa la babosa vio por ...

Después de la tormenta, parte 5

Después de la tormenta, parte 5 Rodriga la hormiga se sentía un poco mejor. La plática con Olga la oruga ...

Después de la tormenta, parte 4

Después de la tormenta, parte 4 Rodriga la hormiga no tenía un plan, se sentía desolada, no sabía por donde ...

Después de la tormenta, parte 3

Después de la tormenta, parte 3 Para cuando la lluvia terminó la hormiga ya estaba encaminada a casa o al ...

Después de la tormenta, parte 2

Después de la tormenta, parte 2 La hormiga no logró avanzar mucho cuando las gotas de agua empezaron a caer ...

Después de la tormenta, parte 1

Después de la tormenta La hormiga Rodriga salió a buscar comida temprano en la mañana. Cada hormiga del nido tenía ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Después de la tormenta, parte 2

Después de la tormenta, parte 2

La hormiga no logró avanzar mucho cuando las gotas de agua empezaron a caer. Las gotas eran 10 veces su tamaño y al caer en suelo se fragmentaban en gotitas más pequeñas que dolían al ser recibidas en el exoesqueleto. La tremenda dificultad con la que avanzó uno pocos centímetros le hizo cambiar de planes. Era hora de pensar en su sobrevivencia. Rodriga se reuniría con su colonia después de la tormenta.

 

Su primera guarida fue en el envés de una hoja de chile pimiento. Junto a Rodriga la hormiga, Fito el mosquito, esperaban el paso de la tormenta. Los dos estaban afianzados con sus garras a las venas de la hoja.

 

—No parece que la tormenta va a terminar pronto.

 

—Tienes razón, vamos a estar aquí un largo tiempo.

 

Mientras intercambiaban estas palabras el tallo de la planta empezó a doblegarse, castigada por la lluvia constante. El suelo se empezaba a convertir en lodo. Con cada gota que caía sobre la planta, esta se doblaba más, pronto la hoja que los protegía llegaría al suelo.

 

—Es hora de irse— dijo Fito el mosquito y se fue a buscar otro refugio.

 

Después de la partida del mosquito, Rodriga brincó hacia una rama que cayó cerca de ella. La hormiga pensaba utilizar la rama como puente para alcanzar el limonar, un arbusto más fornido que por estar en la esquina estaba un poco más protegido del viento.

 

Al pasar por la rama la Rodriga la hormiga se vio asechada por hojas caidas que zumbaba a diestra y siniestra por encima de ella. Esta no era una tormenta normal.

 

En el nido, el agua empieza a acumularse en el suelo. La formación de charcos indica que el suelo esta saturado. A Rodriga le pesa el corazón porque sabe que lo que sus hermanas están sufriendo. Las que puede están sacando las huevos y llevándolos a lugares más altos. Otras tratan de tomar pedazos de su hongo alimenticio y llevarlo a lugares más secos. Muchas morirán ahogadas. Otras perecerán soterradas. Algunas más sobrevivirán creando una burbuja de aire de la cual podrán respirar hasta que el nivel del agua baje. No saber que hormigas sobreviven o que hormigas fallesen le aprieta el abdomen a Rodriga.


 

Sobre «Después de la tormenta»

A Rodriga la hormiga le toca intentar sobrevivir una tormenta. Mientras espera que pase la tormenta solo se puede imaginar por lo que están pasando el resto de hormigas en su colonia.

Pueden ver las otras entregas de esta historia cuando salgan publicadas en estos enlaces

Después de la tormenta, parte 7 y final

Después de la tormenta, parte 7 y final A Rodriga le tomó poco tiempo llegar a donde estaba ubicado el ...

Después de la tormenta, parte 6

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Después de la tormenta, parte 5

Después de la tormenta, parte 5 Rodriga la hormiga se sentía un poco mejor. La plática con Olga la oruga ...

Después de la tormenta, parte 4

Después de la tormenta, parte 4 Rodriga la hormiga no tenía un plan, se sentía desolada, no sabía por donde ...

Después de la tormenta, parte 3

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Después de la tormenta, parte 2

Después de la tormenta, parte 2 La hormiga no logró avanzar mucho cuando las gotas de agua empezaron a caer ...

Después de la tormenta, parte 1

Después de la tormenta La hormiga Rodriga salió a buscar comida temprano en la mañana. Cada hormiga del nido tenía ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Después de la tormenta, parte 1

Después de la tormenta

La hormiga Rodriga salió a buscar comida temprano en la mañana. Cada hormiga del nido tenía su tarea asignada y a Rodriga le tocaba rastrear largas distancias por comida. Rodriga caminaba bastante, por eso ella no tenía barriga. A veces Rodriga iba a buscar comida en la acera y a veces ella iba a buscar comida en el jardín.

Cuando va por el jardín Rodriga prodiga complementos a todos los animales que ven en su camino. Según dice la Rodriga estar de buenas con otros animales llena de alegría los corazones de todos en el jardín.

—Linda tela mi querida araña.

—Pasa a tocarla, mira que esta bien suave.

No todos los animales le responden a la hormiga con la misma cortesía y eso no implica Rodriga los maldiga. A los amargados Rodriga les sonríe y continua con su camino.

La hormiga Rodriga es una hormiga recolectora. Ella sale a caminar grandes distancias y recolecta los alimentos que encuentra. Si ella los puede cargar lo hace, sino recluta a unas hormigas amigas. Si el alimento es líquido Rodriga se llena la barriga hasta que ya no puede más y regresa al nido.

Rodriga estaba en el punto más lejos que ella había llegado. Rodriga se animó a explorar la planta de higo, su dulce aroma le fustigó sus antenas. Antes había estado cerca de estas regiones pero siempre regresaba porque ya llevaba una carga completa de comida. En esta ocasión lo que Rodriga encontró no era mucho, un par de anteras que colectó de una flor caída y un pedazo de hongo que logró cosechar de un fruto podrido.

Desde lo alto de la planta de higo Rodriga vio que el cielo se estaba cerrando. Las nubes se empezaban a tiznar cargadas de agua y el viento empezaba a fastidiar a las hojas. Rodriga considero prudente regresar al nido para poder ayudar con las tareas de prevención de inundación o evacuar el nido.


Sobre «Después de la tormenta»

Esta es la historia de una hormiga no encuentra su nido después de una tormenta.

Pueden ver las otras entregas de esta historia cuando salgan publicadas en estos enlaces

Después de la tormenta, parte 7 y final

Después de la tormenta, parte 7 y final A Rodriga le tomó poco tiempo llegar a donde estaba ubicado el ...

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Después de la tormenta, parte 3

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Después de la tormenta, parte 2

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Después de la tormenta, parte 1

Después de la tormenta La hormiga Rodriga salió a buscar comida temprano en la mañana. Cada hormiga del nido tenía ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Material radioactivo parte 3, final

Material radioactivo parte 3, final

Esas palabras me hicieron continuar observando a través de la mira telescópica de mi rifle. Noté como el reflejo de un vidrio se desplazaba sobre una pared iluminando tenuemente su pazo. Triangulé el movimiento para determinar su origen y justo en el momento cuando encontré la ventana en movimiento vi el cañón de un AK-47 salir por la ventana. Sin titubear le disparé al cañón. Esto alertó al equipo de operaciones tácticas quienes de inmediato inmovilizaron al individuo. El equipo táctico aun estaban alerta sabían que ninguno de ellos había disparado y se calmaron un poco cuando escucharon por la radio la voz del capitán diciendo: —tenemos un ángel guardián el día de hoy.

 

—Por favor dígale gracias de nosotros nos cubrió la espalda en un buen momento. La persona capturada tiene el tatuaje de una estrella en la oreja izquierda.

 

Más noche recibí un mensaje de texto del capitán: «Lo podría arrestar por disparar un arma de fuego en público».

 

«Podría, pero mi defensa en todo caso sería que fue en defensa de la vida de terceros, agentes de la policía quienes cumplían una misión».

 

«Si quiere unirse al equipo de la Comisaría Central Dos esta bienvenido. Pero no aceptaré que haya un justiciero merodeando por las calles de Guatemala».

 

«Gracias por la oferta pero estoy bien donde estoy. Lo del papel de justiciero no se preocupe capitán mi objetivo era que la misión saliera sin ningún problema. Si alguno de sus agentes hubiese salido herido mi identidad se hubiera visto amenazada. Que tenga buena noche».

 

Mi teléfono mostraba la indicación de que el capitán estaba escribiendo un mensaje más. Este último mensaje ya no lo recibí. Le removí el chip a mi teléfono y la batería y lo destruí con una prensa hidráulica.


Sobre «El material radioactivo»

Ahora ya saben como termina. ¿Será que Escarabajo 12 cumple su palabra de no convertirse en un justiciero? Espero que les haya gustado.

Pasen a leer las otras entradas del thriller. El orden es la esquina, la capucha, el parqueo, el protagonista y la visita inesperada…

Material radioactivo parte 3, final

Material radioactivo parte 3, final Esas palabras me hicieron continuar observando a través de la mira telescópica de mi rifle ...

Material radioactivo parte 2

Material radioactivo, parte 2 —Buenas noche capitán. Aquí le habla Escarabajo 12. Con el centinela aéreo encontré que hay material ...

El material radioactivo, parte 1

El material radioactivo Intuí que al mencionarles que necesitaban de alguien experto en manejo de desechos radioactivos les provocaría comunicarse ...

La visita inesperada, parte 5

La visita inesperada, parte 5 —Sí. Capitán estábamos apunto de ir a recuperar el camión robado reportado —dijo la agente Awal ...

La visita inesperada, parte 4

La visita inesperada, parte 4 El capitán se acercó a su computadora y buscó en el navegador la noticia del día ...

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La visita inesperada, parte 3 —¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera. —Le contaré el resumen ...

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La visita inesperada, parte 2 Aplausos y chiflidos me despertaron abruptamente, pareciera que todos los agentes de la comisaría llegaron a ...

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El protagonista Antes de que continué contando esta historia siento que es necesario que me presente. Hasta el momento no ...

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El parqueo El sonido metálico de la rejilla volvió a sonar con el paso de las llantas. Estábamos de vuelta ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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