Las sirenas

Las sirenas

Las sirenas llegaron cuando servía la cena. Mientras los invitados elogiaban los colores y las combinaciones de la comida sobre la mesa, yo no podía dejar de pensar en las sirenas y a quien habían llegado a visitar.

Intuía que las sirenas eran los paramédicos que estaban atendiendo a doña Julia. No era la primera vez que venían a verla. Doña Julia, una hipocondríaca, se había ganado los corazones de los paramédicos llevándoles cubiletes y aguas frescas a la estación de bomberos del vecindario. Ella los visitaba todos los martes sin falta. Como decía ella: «van a ser ellos los que me den un aventón al panteón».

El primer platillo, una simple ensalada de la casa, fue bien recibida por los invitados. Al regresar de la cocina con el segundo plato me distraje de los cumplidos con las sirenas, las cuales seguían iluminando la pared del edificio de enfrente. Terminé de servir el segundo plato, una lasaña vegetariana, y me excusé por un momento aludiendo a las sirenas que habían tomado más tiempo de lo usual.

Desde la acera de mi casa vi como los paramédicos se llevaban a doña Julia en una camilla. La mascarilla de oxígeno no era un buen augurio para su condición. Yo no sabía si acercarme y ofrecer ayuda. Me detuvo el darme cuenta de que no sería de utilidad. Los paramédicos están realizando su labor y el hijo de doña Julia estaba rodeado de familiares. Solo me quedó levantar mi mano y despedirme de doña Julia.

Esa fue la última vez que la vi. Su hijo me contó que ella falleció el lunes en la madrugada.


Este cuento y la foto fueron publicado por primera vez en Eñes el 5 de abril 2018.

Sobre Las sirenas

La luz y el sonido de las sirenas siempre me paralizan. He notado que me hacen apartarme del camino inclusive si estoy caminando en la acera. Si estoy hablando me hacen callar. En ese breve momento no me puedo concentrar no sé como los paramédicos lo logran, debe ser la experiencia.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

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Pensé

pared de ladrillo con un helecho creciendo en una ranura

Pensé

Facebook y los crucigramas

reflexiones sobre cómo surge un haikú.

Un par de días atrás pensé que debía explicarles un poco más sobre cómo elaboro las ideas para un relato. La mayoría de veces los cuentos que escribo surgen de algo que veo y esto desencadena un una reacción en cadena de cosas que se conectan, una con otra, hasta que edifican un bosquejo de unas cuantas lineas. Luego, las arreglo en párrafos o escenas y si necesitan les agrego su complemento.

En este caso, les voy a contar cómo surgió esté haikú. (He escrito muy pocos haikú en mi vida, creo que este es el segundo que intencionalmente he escrito). Se los muestro y lo explicó después.

No se lo dijo.

Pensé: no, se lo dijo.

No sé. ¿Lo dijo?

La semilla del haikú la planteó el crucigrama que estaba resolviendo en la tarde. La clave era algo por el estilo: «escrito de 17 sílabas». Horas más tarde, vi una publicación en Facebook dónde en una imagen listaba varías variaciones a la frase «No se lo dijo». La imagen buscaba recalcar la importancia de la puntuación y las consecuencias que tiene en el significado. Lo primero que pensé fue en cuál variación podría faltar. No recuerdo si en el momento se me ocurrió una variación, pero si se que no pasé mucho tiempo pensándolo. Cuando apagué el teléfono y me preparaba para dormir la imagen de Facebook se me vino a la mente junto con la idea de que esas frases podía ser un verso para haikú. El conteo de sílabas dio cinco, lo que significaba que tenía el primer y el tercer verso. Ahora, solo me falta una palabra de dos sílabas que para el kireji y se me ocurrió, pensé.


Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Huésped de regreso

la foto de un pájaro en morado y fondo verde

Huésped de regreso

Faustino llegó corriendo al hotel de Franco. Buscaba algún adulto, a alguien mayor que le ayudara, porque él solo no podía con el bulto. Buscó a alguien en la recepción, en los jardines, en la parte de atrás, todos sin suerte. Al fin, Faustino encontró a su mamá y a Franco en la cocina. Ellos estaban planeando las comidas para la semana en el hotel.

«Mamá. El señor Re panzón se cayó y necesita ayuda». Dijo Faustino con urgencia en su voz.

«Mijo. Cuantas veces tengo que decirte que no te refieras de esa manera de las personas. Yo no te eduque para que seas un burlón». Lo regaño su madre con pena de que su jefe haya tenido que escuchar como corregía a su hijo.

«No mamá. Yo sé que uno no se debe burlar de la gente, pero el me dijo que así se llamaba».

«Sí. Es el señor que vino ayer en la tarde». Indicó Franco y preguntó: «¿Dónde está?».

«Yo venía de la escuela cuando lo vi en la orilla de la calle. Él se presentó como el señor Re panzón y me dijo que se dobló el tobillo. Y me pidió que corriera al hotel de Don Franco para pedir ayuda que él allí era huésped».

 


Sobre Huésped de regreso

Pensar en huéspedes para mí es pensar elevadores subiendo y bajando en un hotel. En un botón acareando las maletas de clientes del hotel. Y en un portero chiflando en las afueras del hotel para llamar a un taxi. Lo sé, mucha película, mucho imaginarme Nueva York pero que se puede hacer.

Lea el cuento publicado ayer: Huésped de ida.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

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Huésped de ida

Huésped de ida

La primera tarea en la lista del día de Franco era ir al mercado. Hace seis meses se había retirado, dejando de ejercer la arquitectura. Su vida profesional fue muy exitosa y le permitió comprar una casa en las faldas del volcán Tolimán. Su nuevo objetivo de vida era establecer un hotel tan acogedor que los visitantes se sintiera como invitados en su casa, todo muy familiar. Al mismo tiempo que funcionara como un centro de operaciones turísticas donde sus clientes se instalaran cómodamente y tomaran viajes cortos en la región.

Sus primeros clientes era una pareja de estadounidenses que estuvieron aprendiendo español en Quetzaltenango por casi tres meses y querían pasar un par de días en el lago de Atitlán, explorando sus encantos. Franco esperaba su llegada a media tarde pero sabía lo irregular que era el horario de las lanchas que atravesaban el lago en la tarde.

John fue el primero en llegar. «Buena tarde. Soy Juan Re panzón». Mientras se presentaba Juan se agitó la barriga con las dos manos tratando de hacer un chiste con su barriga y su apellido.

«Buenas tardes». Respondió Franco agregando una amable sonrisa y extendiendo su brazo en dirección al aparador donde se mantenía el libro de recepción. Mientras llegaba al aparador, Franco se dio cuenta que John estaba traduciendo su nombre. Su nombre en inglés era John Gordon.

«Mi esposa viene en camino. Ella se detuvo en la calle principal para hacer unas compras».

«Entiendo». Dijo Franco entregándole el libro de registro a Juan para que hiciera oficial su estadía en el hotel. Luego, continuó diciendo: «Mi nombre es Franco, soy el…».

Antes de que Franco terminara Juan levantó la vista del libro y lo señaló con la parte de atrás del lapicero: «Franco. ¿Cómo el dictador de España?».

Franco estaba entre molesto e impresionado. No era la primera vez que lo comparaban con el dictador, pero si era la primera vez que escuchó esa comparación de un estadounidense, era una parte de la historia universal no tan revisada para ellos.

«No es el único significado que tiene esa palabra. También se refiere a alguien que es directo y honesto al hablar».

«Ah, ya entendí. Entonces es un Francófono». Respondió Juan guiñándole el ojo a manera de broma.

Esto sí le causó gracia a Franco, al punto que le sacó una sonrisa. «Como decía. Soy Franco. Reciba una cordial bienvenida. Si necesita algo yo soy el huésped».


Sobre Huésped de ida

La siguiente palabra con su propio contrario es Huésped. En lo personal yo solo la había escuchado usar como alguien que se hospeda en la casa de alguien más. Y ahora sí puedo ver como es posible incluir el otro significado de la palabra.

La otra parte será publicada mañana 11 de abril, 2018. Lo puedes leer aquí después de que sea publicado.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Consulta de regreso

Flecha hecha de palos apuntando a la izquierda

Consulta de regreso

Miguel y Regina llevaban más de 15 años desde que se graduaron y empezaron a ejercer sus carreras como médicos. Aunque sus respectivas familias se conocían no interactuaban mucho. De vez en cuando se encontraban en el supermercado, pero las conversaciones no pasaban de ser unos saludos cordialidades. Miguel y Regina hubieran querido que su amistad continuara como en los viejo tiempos. Que sus hijos se convirtieran en amigos, pero los celos de ambas parejas lo impedía. Ellos habían tenido discusiones con sus parejas a cerca de la otra persona. Aunque nunca lo hablaron Miguel y Regina sabían cada quien por lo que el otro estaba pasando. Sus caras lo contaban todo. De cierta manera la actitud de las parejas celosas contagiaba a los hijos. Un lunes en la mañana Alfonso, el hijo más pequeño de Miguel se puso berrinchudo y escondió las llaves del carro de Miguel. Alfonso buscaba evitar que Miguel se fuera a trabajar. Miguel con toda la paciencia del caso levantó a Alfonso del suelo y lo sentó en su rodilla y le explicó lo que él hacia en el trabajo. Cómo el ayudaba a niños cuando estaban enfermos. Le hizo recordar el día que él estaba enfermo y de la medicina que le dio para que se sanara. Con esto Alfonso entendió que el trabajo de su papá era importante. En ese momento Alfonso brincó de la rodilla de su papá y salió corriendo a buscar las llaves. Cuando regresó se la dio las llaves diciendo: «Papi toma. Te puedes ir dar consulta».


Sobre Consultar de regreso

Consultar es otra de esas palabras que es su propio contrario. Se puede dar consulta y se puede recibir consulta. Sientó que es interesante imaginar como surgen estos usos opuestos a una palabra.

En este enlace puedes leer el cuento: Consulta de ida

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Consulta de ida

flecha hecha de palos apuntando a la derecha

Consulta de ida

Miguel y Regina casi fueron novios, pero se quedaron en amigos. Cualquier persona que los hubiese visto juntos hubiera dicho que eran una pareja. Siempre andaban juntos. Estudiaron en el mismo establecimiento desde el Bachillerato hasta la Facultad de Medicina. Los padres de ambos querían que esta amistad se convirtiera en noviazgo e hicieron todo lo posible. Cuando Miguel y Regina llegaron a la universidad ambos decidieron estudiar medicina, por suerte las practicas y las rotaciones les tocaron en el mismo hospital. Para este punto llevaban más de 10 años compartiendo los estudios juntos, pero les pesaba una decisión. Ambos sabían que decidir sobre la especialización de sus carreras iba a crear una separación entre ellos. Este fue un momento de tensión en su amistad, no fue un momento de antagonismo, más bien era un instante donde se dieron cuenta que su amistad iba a ser puesta a prueba. Regina decidió Ginecología y Miguel escogió Pediatría. La continuidad parcial de sus especialidades aun los mantenía en contacto. Por ejemplo, cuando Joanna, una paciente de Regina recién llegada a Guatemala le pidió que le recomendara un pediatra para su hijo, Regina inmediatamente le dijo: «Esta es la tarjeta de presentación de Miguel, él es muy bueno con los niños le puede pedir una consulta».


Sobre Consulta de ida

Consultar es otra de esas palabras que es su propio contrario. Se puede dar consulta y se puede recibir consulta. Cuando uno piensa en consultar inmediatamente se le vienen las imágenes de médicos o diccionarios.

 

La contraparte de este relato viene mañana 9 de abril 2018 pueden verla en si siguen este link.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Alquilar de regreso

el negativo de la imagen de la moldura de un león

Alquilar de regreso

Para cuando llegó a vivir a la ciudad de Guatemala Felipe Ortiga ya tenía la reputación de ser un montañista avanzado. Sus éxitos incluían haber llegado a subir los 37 volcanes de Guatemala en 11 días, un record nacional. Su siguiente logro que vale la pena mencionar fue caminar por todo los Cuchumatanes. Esta hazaña casi no la logró, pero la fama que había acumulado fue suficiente para abrirle puertas de fincas que se resistían a dejarlo pasar sin ser invitado. Esta caminata era parte de la campaña para concientizar sobre el programa de remoción de minas anti personal. Las cuales eran un remanente trágico, que aun cobraba vidas, de los 36 años de guerra. Felipe decidió mudarse a la capital para crecer sus contactos y conseguir patrocinadores para empezar a conseguir logros extranjeros. Al llegar a la capital lo primero que hizo Felipe fue buscar un apartamento para alquilar.

 


Sobre Alquilar de regreso

Ayer publiqué alquilar de ida, el cuento pareja de Alquilar de regreso. Un par de cuentos que juegan con la idea de que una palabra es su propio antónimo.

Lea la otra parte en este enlace: Alquilar de ida.

 

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Alquilar de ida

moldura de una cara de león

Alquilar de ida

Mateo se enteró de la situación en su edificio al ver las noticias en la noche. En la última edición de la noche estaba apunto de terminar cuando la pantalla se llenó con el anunció de «Última Hora». Luego, la pantalla cambio a una filmación en vivo desde el lugar de los hechos. La obscuridad de la noche y el reportero cubriendo la mayor parte de la pantalla en un primer plano medio impidió que Mateo notara inmediatamente que estaban reportando desde la cuadra de su edificio de apartamentos. No fue hasta que la cámara hizo un paneo hacia la derecha mientras que el reportero narraba la historia de como los esfuerzos de los equipos de rescate habían sido infructíferos para encontrar con vida Felipe Ortiga, el montañista desaparecido en las faldas del Volcán de Fuego. Durante el paneo se dio cuenta de los flamencos rosados pintados en la pared de su edificio. Ahora entendía porque Felipe no retornaba sus llamadas y mensajes. Mateo se levantó del sofá y fue a buscar en el archivo la carpeta con el contrato más reciente que firmó con Felipe. Mateo buscaba la información de contacto de emergencia que Felipe incluyó en el contrato. Él quería darles su información de contacto y ponerse a disposición para cualquier necesidad que ellos tuvieran. Por último Mateo buscó en la esquina, al lado del archivo, el rotulo que decía: «Apartamento para Alquilar…».


Sobre Alquilar de ida

Hay palabras que son sus propios antónimos, a esto se le conoce como enantiosemia. Alquilar es una de ellas. Me gusto esta idea de jugar con cosas que ellas mismas son su propio opuesto. En total, he escrito cuatro pares de historias que utilizan la enantiosemia de las palabras como recurso literario.

Lea la otra parte en este enlace: Alquilar de regreso. Será publicada mañana 7 de abril, 2018.

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Tinta negra (parte 5, final)

Pared de ladrillo con cinco ladrillos pintados de celeste

Tinta negra parte cinco (final)

A los pocos meses de que el juez dio por terminado el caso, Gavino sufrió un accidente. Por revisar su teléfono mientras bajaba las gradas de una pasarela no se fijó por donde caminaba y cayó rodando por las escaleras fracturándose el parietal izquierdo, la mano derecha y la vertebra cervical seis.

La fractura del parietal izquierdo empezaba a inflamarse internamente poniendo en peligro el funcionamiento del cerebro de Gavino y dándole una oportunidad a Bernarda. Por otra parte, la vertebra cervical seis fracturada estaba causando una inflamación sobre el nervio C6 que tenía una alta probabilidad de causar daño permanente en el antebrazo derecho, arruinando la carrera de Gavino.

Bernarda sabía que hacer en este caso. La papelería para ser donante estaba lista desde que Gavino era estudiante de medicina. Bernarda solo tenía que apresurar un poco su inclusión al quirófano para que su órganos pudieran ser donados. Antes de que Bernarda fomentara la inflamación cerebral, ella recibió los resultados de las pruebas de sangre. Estos resultados removían a Gavino de la lista de donadores automáticamente. El causante de esto era la detección de anticuerpos IgM e IgG contra Hepatitis E. Una variante del virus de Hepatitis que es más común en la región del Sureste de Asia. Sin duda Gavino se contagió de este virus sin darse cuenta durante su visita a Camboya cuando fue galardonaron por la Organización Mundial de la Salud por su contribución al tratado internacional para el flujo de órganos.


Sobre Tinta negra parte cinco, final

Esta es la parte final de Tinta negra. No sé que piensan ustedes de este final. Siento que le tenía que dar una vuelta a la historia. «El parietal» con eso les doy una clave.

Una vez esten publicadas puedes encontrar otras partes de la historia aquí: parte 1, parte 2,parte 3 y parte 4.

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Tinta negra (parte 4)

Pared de ladrillo con cuatro ladrillos pintados de morado

Tinta negra parte cuatro

Bernarda y Gavino sabía que sus acciones iban a llamar la atención y que necesitarían a un buen abogado. Desde que se enteraron que el papá de Ignacio, el abogado que logró sacar de prisión al presidente corrupto, necesitaba un trasplante de cornea se comunicaron con el directamente. Con las nuevas corneas el papá de Ignacio pudo ver a sus nietos por primera vez. Esto fue suficiente para que Ignacio estuviera en deuda con Bernarda y Gavino de por vida.

A pesar de que el caso se fue a juicio Bernarda y Gavino continuaron contribuyendo pacientes involuntarios a la lista de donadores. Por consejo del abogado, al enterarse de que Gavino era mencionado en la denuncia, Gavino fue a visitar al juez que llevaba el caso. De buena fe y ante los reporteros, Gavino se puso a la disposición del juez. La idea era crear una buena imagen de Gavino ante los medios para que no sospecharan nada de él cuando saliera en libertad. O como lo puso Ignacio: «le estás ayudando al juez a que sea más favorable con vos». El juez le otorgó una medida sustitutiva a Gavino, permitiéndole practicar medicina mientras el caso continuaba en los tribunales. Según el juez: «Se necesitan a todos los médicos hábiles para atender la alta demanda de la población». También ayudó que el abogado de Gavino le diera una mordida al juez.

Gavino y Bernarda, teniendo la presión del caso encima, reconocían que esta podría ser su última oportunidad para salvar vidas y se dedicaron a trabajar con mayor intensidad que antes. Durante sus turnos era casi que garantizado que el paciente que llegara en mal estado se convertiría en donante de órganos. Los únicos que se salvaban era las personas con enfermedades contagiosas o con órganos en mal estado. Incluso los órganos en estados no óptimos se iban a las facultades de medicina destinados a ser órganos de enseñanza.

El proceso judicial llegó a cumplir tres años y no había señales de que terminara pronto. La cosecha de órganos fue tan productiva que empezó a tener consecuencias que iban más a allá de un listado de pacientes con nuevos órganos. El excedente de órganos causó presión para que se firmara el acuerdo internacional que permitían el traslado de órganos a través de fronteras; aumentando el número de beneficiarios. El número de cirujanos que tuvieron un adiestramiento decente con trasplantes aumentó a 143; logrado expandir equipos de receptores y extractores de órganos a todos los hospitales mayores del país. Los mejores doctores empezaron a ser llamados a trabajar en hospitales extranjeros. El último beneficio obtenido por los esfuerzos de Gavino y Bernarda fue la reducción en la espera para recibir órganos. Antes un paciente podía tardar varios meses en la lista, ahora solo esperaban pocos días.

La madeja del proceso judicial estaba tan enmarañada que el proceso fue olvidado por los medios de comunicación. El Ministerio Público no podía demostrar si alguien había alterado el historial medico del pastor. Solo se contaba con pequeño cheque dentro de una caja en el formulario. El análisis químico de la tinta indicaba que era la misma tinta negra que usaban en el hospital. Esta dejaba la investigación inconclusa. No le quedó más opción al juez que concluir el juicio y declarar el caso suspendido por falta de evidencia.


Sobre Tinta negra parte cuatro

La trama de la historia se resuelve gracias a la ayuda de Ignacio, el abogado. Esta es la parte que da el nombre al cuento, Tinta negra. Es un pequeño detalle pero es necesario para resolver el problema.

Una vez esten publicadas puedes encontrar otras partes de la historia aquí: parte 1, parte 2, parte 3  y parte 5.

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