La bola de sentimientos

La bola de sentimientos

El hígado se me hincha dos veces.
Se me hincha del enojo que surge de la impotencia.
Se me hincha al escuchar las mentiras del presidente, el congreso, y de los encargados de la coordinación.
Pero decido concentrarme en ver como apoyó y en no permitir que los corruptos nos echen gol mientras estamos lesionados.

 

Los ojos me lloran muchas veces.
Los ojos me lloran al ver la desfachatez con la que el diario pública la desgracia.
Los ojos me lloran al ver la valentía de los rescatistas.
Los ojos me lloran al ver la carencia de los rescatistas.
Los ojos me lloran al ver la empatía de los rescatistas.
Pero decido secármelos para poder asegurarme que los rescatistas están descansando, se están alimentando y que Guatemala los están apoyando.

 

El alma se me desinfla hasta casi colapsar.
El alma se me desinfla al ver que las listas de hospitalizados aumenta.
El alma se me desinfla al ver que sobre las ceniza cae la lluvia.
El alma se me desinfla al ver niñas separadas de sus familias.
El alma se me desinfla el alma al ver que en medio de la tragedia le congreso busca su impunidad.
Pero decido soplarle esperanza a mi alma para que aguante un poco más, para que aguante hasta que esto se calme y así poderle gritar al presidente y al congreso: #renunciaya


Sobre «La bola de sentimientos»

Me ha tomado un tiempo lograr plasmar mis sentimientos por escrito. Ha sido difícil para mi observar a distancia las situaciones difíciles creadas por las erupciones del volcán de fuego, magnificadas por la ineptitud del gobierno y aplacadas las demostraciones de empatía guatemalteca. Ahora decido que es necesario ejercer mi derecho de protesta, de libre expreción.

Se que esta no es la última tragedia que Guatemala sufrirá, pero si espero que sea la última que tenga que coordinar este gobierno (ejecutivo y legislativo) mentiroso, inepto y descarado.