Los jetivos ad, ob y sub

una reja metalica de circulos concentricos colorizada en azul

Los jetivos ad, ob y sub

De profesión soy un fotógrafo periodístico y de por pasión soy fotógrafo artístico. Desde que tomé mi primera foto, un vaso de agua sobre el mantel, mis intenciones como fotógrafo me han jalado en direcciones opuestas. Recuerdo la conversación que tuve en mí mente cuando intentaba tomar la foto, una lado me decía que me enfocara en el vaso medio lleno y medio vacío, representando la necesidad, insatisfecha, de un vaso el agua pura por la mayoría de capitalinos. El otro lado de la conversación interna me indicaba que debía incluir las migas de pan en la escena captada en la foto. Las migas de pan ayudarían a narrar la historia de la fotografía, un vaso de agua después de almuerzo.

Con el tiempo fui aprendiendo a separar mi profesión y mi pasión. Adestré mi mente a ser objetiva o subjetiva durante la tarea. Pero de vez en cuando, en el momento justo, lograba capturar el momento subjetivo a media tarea periodística. Y no creo que lo opuesto me haya sucedido, pero eso terminó el día de hoy.

Mi contacto en el Museo de Arte del Palacio Nacional de la Cultura, me llamó para decirme que necesitaba un «jalón». Lo que era una frase en código para indicarme que algo importante estaba sucediendo a la vecindad del Palacio, la Casa Crema. Lo primero que hice fue ira a revisar que era lo que estaba sucediendo en los restaurantes, cafeterías y tiendas de la sexta avenida. Hice esto por dos razones. La primera, sabía que iba a tomar tiempo descifrar lo que significaba algo importante en esta ocasión. La segunda razón, era mi proyecto artístico que consistía en describir fotográficamente la burocracia. Este proyecto se encontraba en una etapa donde buscaba burócratas refaccionando o almorzando. Buscaba al clásico señor de camisa blanca con la corbata sobre el hombro y su portafolios en el suelo, tomando la sopa; o al burócrata leyendo el periódico, con un café y una champurrada en la mesa.

Encontré lo que buscaba, un señor a media sopa, nítidamente enmarcado por la ventana del restaurante y propiamente iluminado por el reflejo de un parabrisas. Me apresuré a cruzar la calle para lograr esta foto perfecta para mi colección artística. Capturé dos o tres tomas de esta escena y me encontraba analizando las fotos en la pantalla de la cámara digital cuando de la Casa Crema salió tambaleándose el presidente. Inmediatamente apunte la cámara y tomé una cinco fotos. La guardia presidencial estaba ocupada cuidando al presidente que solo se percataron de mi presencia cuando el presidente balbuceó y saludó militarmente hacia la cámara.

Al verles la cara a los individuos del equipo de seguridad decidí echar a correr. Cuando corría no entendí porque se me vino a la mente pensar en la diferencia entre la fotografía subjetiva y la fotografía objetiva.

—Ayuda. Ayuda. Soy periodista—. Gritaba mientras corría. Si no hubiera sido por un grupo de estudiantes de secundaria quienes sacaron sus cámaras para grabar lo que estaba sucediendo. Los estudiantes también le cerraron el paso a los agentes de seguridad después de que yo pasé corriendo en medio de ellos. Yo seguí corriendo lo más rápido que puede.

A un par de cuadras me detuve, mientras recuperaba el aire de la escapada de los gendarmes intercambié el chip a la cámara por otro que no tuviera las fotos del presidente y este lo oculté en el cuello de la camisa. En una bolsa secreta que le pedí a mi tía que cosiera en mis camisas de trabajo. Me terminé escondiendo dentro de un supermercado desde donde pude llamar de emergencia a mi editor en el periódico para que me rescatara de esta situación.

Al entregarle las fotos del presidente a mi editor recordé de lo que había pensado mientras escapaba. A media corrida llegué a entender que la diferencia mínima posible entre lo subjetivo y lo objetivo es un adjetivo, por ejemplo: burócrata y burócrata bolo.


Sobre «Los jetivos ad, ob y sub»

Hace poco estaba pensando que era imposible ser completamente objetivo. Conscientemente no se puede ser objetivo. El mero problema no es lo objetivo, el problema esta en el «conscientemente». Luego, me puse a pensar que era lo mínimo que podríamos usar para diferenciar entre objetivo y subjetivo y allí fue donde surgió adjetivo. El resto ese un cuento.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

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