Lo atropellaron y le salvaron la vida
El accidente lo vi, el resto me lo contaron. Cuando digo que vi el accidente me refiero a que vi cómo el camión lo atropelló y él salió revirado en la calle. Yo estaba platicando con el mecánico de la esquina cuando escuchamos los alaridos de los pistones de freno y el chillar de las llantas contra el asfalto. Al levantar la vista pude ver a Sergio acurrucándose para cubrirse la cabeza con los brazos, uno en cada lado. El camión debió haber ido a una velocidad normal para haber logrado frenar en tan corta distancia. El camión se detuvo justo donde estaba Sergio y él fue aventado unos cuantos pies para adelante.
El mecánico salió corriendo a ayudar a Sergio, mientras que yo llamaba a los bomberos. Al camionero se le aguadaron las piernas al ver a Sergio postrado a media calle pero recuperó un poco su color cuando el mecánico le dijo «está vivo». Los paramédicos llegaron en menos de dos minutos y la policía llegó poco después.
Lo que le contestaron al chofer del camión cuando preguntó «¿cómo está?» fue: «Tiene la clavícula derecha rota y por el momento no encontramos nada más. Le harán más exámenes cuando llegue al hospital».
—¿Tiene alguna contusión?
—No que podamos detectar.
Después de ese intercambio rápido de palabras los paramédicos se llevaron a Sergio en la ambulancia.
Un par de días después del accidente vi a Sergio caminando por la calle con un cabestrillo. Se le veía de buenos ánimos, considerando que había sido atropellado por un camión. De inmediato yo pensé en la calidad del carácter de Sergio: lo atropellaron, le quebraron la clavícula, no va a poder trabajar por lo menos por tres meses y aún así tiene buenos ánimos. Eso se llama resiliencia.
A la semana del accidente volví a ver a Sergio. Esta vez sus ánimos no estaban encendidos como era normal. Algo estaba ocurriendo. Cuando pregunté en el bar que le pasaba me contaron que gracias al accidente le habían tomado una radiografía del hombro y por casualidad en la imagen aparecieron unas manchas en su pulmón derecho, en el lóbulo superior. La biopsia resultó ser positiva para cáncer. Eso le había quebrado los ánimos a Sergio.
Yo no pude dejar de pensar que ese accidente le salvó la vida. Un evento que lo pudo haber matado en un instante le sumó más días de vida. Ese evento le ayudó a descubrir que padecía de algo que seguro le restaría días a su vida. Ahora con una operación y tratamiento se encuentra de nuevo el balance en la ecuación de la vida.
Sobre «Lo atropellaron y le salvaron la vida»
Últimamente he estado pensando en conceptos opuestos y sus significados. Un ejemplo clásico de conceptos opuestos es la muerte y la vida. En «Lo atropellaron y le salvaron la vida» quise darle vuelta a la tortilla a este binomio y escribir acerca de algo que causa la muerte dando vida.
Este cuento fue publicado en Eñes, una publicación en Medium, el 10 de abril de 2018. La puedes ver en este enlace.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.
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