El recetario parte 4

El recetario parte 4

Si la receta decía agregar una cucharada de sal, Marlon empezó a agregar más y más, poco a poco, hasta que cuadruplicaba las cantidades. De esta forma el paladar de Érica se fue acostumbrando a la sal. Con la grasas hizo lo mismo, pero no sólo aumentó las cantidades. Marlon empezó a agregar mantecas altas en colesterol, usando manteca de cerdo, ganso, pato, etc.

Seis meses después de haber empezado a cocinar, Érica ya mostraba un aumento considerable de peso, ya se esforzaba al salir de la cama y los pies los mantenía hinchados. Marlon, en cambio había logrado mantener su peso. Un miércoles, Érica llamó a Marlon a la oficina para contarle los resultados de un chequeo médico. Érica le dijo, que los resultados eran fatales, todo lo tenía alto, la presión arterial, los triglicéridos y el sobrepeso. Del otro lado del teléfono, Marlon con la voz concordaba con las palabras del doctor y con la cara expresaba satisfacción. El doctor recetó una dieta, pastillas y ejercicio. La dieta, Marlon se encargo que la odiara, modificando los tiempos de cocción y las especies añadidas. A la semana, la dieta se quedo en el olvido. El ejercicio y las pastillas no tardaron en seguirle los pasos de la dieta.

Al año de haber empezado su plan, Marlon se sentía orgulloso de las lonjas que colgaban de Érica. Los dobleces de piel, las estrías, la celulitis y tejido adiposo que caía cubriendo la mitad de la rodilla. Le daban una fascinación casi fetichista. Era hora de la segunda parte del plan, incitar el ataque cardíaco. Su investigaciones, mostraban que habían tres actividades que tenían una alta incidencia de ataques cardíacos: jugar golf, los cambios de altitud y relaciones sexuales. Marlon dejó para de último el contacto sexual con Érica.

El primer intento fue el golf. Marlon sabía que a su suegro y cuñado les gustaba jugar golf. Él detestaba jugarlo, pero siempre asistía a los juegos familiares. Para evitar las conversaciones Marlon pretendía ser peor de lo que en realidad era. El sábado decidió organizar un partido con el pretexto de que era tiempo de que jugaran en parejas. Para enganchar a su familia política decidió presentar una apuesta. Marlon ofreció la carnada perfecta, el perdedor paga la cena. El sábado llegó y Érica se quejaba de las problemas respiratorios pero Marlon logró convencerla de que fuera porque el aire libre le caería bien.

 


Sobre «El recetario»

Este cuento mezcla una de las cosas que más me gusta hacer, cocinar, y la realización de lo que sucede cuando por «estar ocupado» no cuido lo que como. Me di cuenta que lo yo estaba comiendo, y que no lo cocinaba yo, me estaba matando. Esta realización fue la idea que causó la nucleación del resto de la historia.

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Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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