La visita inesperada, parte 5

La visita inesperada, parte 5

—Sí. Capitán estábamos apunto de ir a recuperar el camión robado reportado —dijo la agente Awal al entrar a la oficina. Ella no se había percatado de mi presencia en la oficina del capitán.

 

—Por eso la llamaba. Él es «Escarabajo 12» y parece que tenemos más información sobre el sospechoso de robar el camión. ¿Escarabajo, terminó con el mensaje?

 

—El mensaje dice: «Tenemos suficiente material para la bomba radioactiva sucia continuemos con la siguiente fase del plan».

 

—¿Cuál es la siguiente fase? —Preguntó la agente Awal.

 

—En resumido, la sacaran del país dejando un rastro radioactivo indicando que vino desde Guatemala. Con eso buscan la justificación de invadir Guatemala.

 

—Esta puede que no sea una misión de recuperación de un vehículo robado, sino una misión de seguridad nacional. El vinculo entre el sospechoso del camión y la seguridad nacional es tenue. Pero si es una misión de seguridad nacional hay que desmantelar la operación. Agente Awal por favor ponga en alerta al equipo de operaciones tácticas. Yo iré con ustedes. Y usted «Escarabajo 12» hablaremos mañana confió en que reaparecerá del alguna manera.

 

—Antes de que se vayan, necesitaran una persona experta en despojos de radioactividad. Ustedes están buscando un envase metálico que parece un termo de café del tamaño de un litro. Tengan mucho cuidado los humanos no podemos sentir la radioactividad.

 


Sobre «La visita inesperada»

Para ocultar su identidad a Mateo le cae el apodo Escarabajo 12. La puerta esta abierta para la siguiente entrega.

Pasen a leer las otras entradas del thriller. El orden es la esquina, la capucha, el parqueo y el protagonista…

Material radioactivo parte 3, final

Material radioactivo parte 3, final Esas palabras me hicieron continuar observando a través de la mira telescópica de mi rifle ...

Material radioactivo parte 2

Material radioactivo, parte 2 —Buenas noche capitán. Aquí le habla Escarabajo 12. Con el centinela aéreo encontré que hay material ...

El material radioactivo, parte 1

El material radioactivo Intuí que al mencionarles que necesitaban de alguien experto en manejo de desechos radioactivos les provocaría comunicarse ...

La visita inesperada, parte 5

La visita inesperada, parte 5 —Sí. Capitán estábamos apunto de ir a recuperar el camión robado reportado —dijo la agente Awal ...

La visita inesperada, parte 4

La visita inesperada, parte 4 El capitán se acercó a su computadora y buscó en el navegador la noticia del día ...

La visita inesperada, parte 3

La visita inesperada, parte 3 —¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera. —Le contaré el resumen ...

La visita inesperada, parte 2

La visita inesperada, parte 2 Aplausos y chiflidos me despertaron abruptamente, pareciera que todos los agentes de la comisaría llegaron a ...

La visita inesperada, parte 1

La visita inesperada, parte 1   Pingüino 34 me dejó en la esquina a tres cuadras de la Comisaría Central Dos ...

El protagonista, la historia de su origen

El protagonista Antes de que continué contando esta historia siento que es necesario que me presente. Hasta el momento no ...

El parqueo

El parqueo El sonido metálico de la rejilla volvió a sonar con el paso de las llantas. Estábamos de vuelta ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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La visita inesperada, parte 4

La visita inesperada, parte 4

El capitán se acercó a su computadora y buscó en el navegador la noticia del día mencionado. Hizo una búsqueda dentro de la página y el indicador le marcó un número par. —Ahora mire la noticia principal del 15 de febrero del mismo año. El presidente De León Carpio sale de viaje sorpresivamente. Lo mismo va a encontrar para las publicaciones de Vinicio Cerezo, Óscar Berge, y Álvaro Colom.

 

—Le estoy empezando a creer lo que usted me ha dicho. Aunque todo puede ser una casualidad, sería demasiando difícil de que ustedes mantuvieran un control por todo estos años en las líneas editoriales de varios periódicos sin levantar sospecha. Que le crea no es lo importante, lo importante es saber que riesgo se corre con este mensaje que descifró. Usted dice que medio leyó en código de la radioactividad, entonces lo que procede es leer el código completo. ¿Aún tiene el libro?

 

Esa pregunta me congeló la mente. No había logrado definir si el capitán era de confianza o no. Lo que sabía hasta el momento era que él me logró reconocer por mi participación en una obra de teatro hace años. Su reacción ante la existencia de «los próceres» me parece acertada. No le importó si era verdad o no lo importante para él era determinar el nivel de riesgo de la radioactividad. —Sí. Lo tengo. Aquí debajo de mi camisa—. Era de esperar el capitán se avispara y pusiera la mano sobre su pistola. La cual quitó después de ver que si estaba sacando un libro debajo de mi camisa. Me acerque a él y le mostré como funcionaba el código. Juntos buscamos descifrar el código completo.

 

—¿Cuénteme más sobre cómo Pingüino 34 le salvó la vida?

 

—La primera vez fue en el parque cuando yo me di cuenta del código. Tres hombres estaba vigilando lo que yo hacía. Decidí echarme a correr cuando vi que uno de ellos tenía una pistola encubierta por una chaqueta.

 

—¿Puede reconocer a alguno de los tres tipos? ¿Tenían alguna marca distintiva?

 

—Los tres usaban una pin de la bandera de los Estados Unidos en el pecho de lado derecho. Fue así como identifique que ellos estaban juntos. Además, uno de ellos, el de la pistola, tenía un tatuaje en el lóbulo de la oreja izquierda.

—¿Una estrella? Como de este tamaño, completamente negra.

 

—Sí. Me parece que estamos hablando del mismo tatuaje.

 

—Nos acaba de llegar el reporte del robo de un camión. El sospechoso es un individuo con la misma descripción. Deme un minuto. Siga usted con le código. Voy a ver si no han salido a recuperar el camión. ¡Awal! —gritó el capitán desde la puerta de su oficina.


Sobre «La visita inesperada»

Mientras descifran el código oculto Mateo y el capitán se dan cuenta que tienen a un enemigo en común.

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Material radioactivo parte 3, final

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Material radioactivo parte 2

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La visita inesperada, parte 5

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La visita inesperada, parte 4

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La visita inesperada, parte 3 —¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera. —Le contaré el resumen ...

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La visita inesperada, parte 1

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El parqueo

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Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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La visita inesperada, parte 3

La visita inesperada, parte 3

—¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera.

 

—Le contaré el resumen ejecutivo. Él me salvó la vida dos veces, creo. Por casualidad me topé con un libro en el parque el cual resulta tenía un mensaje oculto que pude descifrar.

 

—¿Qué decía el mensaje?

 

—Tiene algo que ver con radioactividad pero no logré leer el mensaje completo.

 

—Usted se me hace conocido. Sé que lo he visto antes y creo que fue hace mucho tiempo.

 

Esta frase del capitán Martínez me hizo pensar todas las veces en las que me he topado con la policía y en ninguna de ellas los policías me han tomado mis datos reales, mis huellas o mi ADN. ¿cómo va a saber quien soy?

 

—Por alguna razón mi memoria lo esta relacionando con el teatro de la U. P. ¿Acaso usted no participó en la producción de «La novia y el pantalón» de Becquer?

 

—Sí—. El capitán Martínez seguía pensando. Sus ojos se medio cerraron e inclinó la cabeza durante el proceso.

 

—Usted es Mateo Sosa— anunció el capitán dándole un pequeño golpe al escritorio. Su cara mostraba la satisfacción de haber logrado desenredar su memoria y encontrar la respuesta.

 

—Estoy impresionado. Esa fue una única presentación, a la cual llegaron solo tres personas. Dos de ellas eran familiares de otros miembros del elenco—. Yo quedé definitivamente impresionado. El capitán me identificó sin necesidad de base de datos o identificadores biométricos. —Ahora me veo obligado a identificarme completamente. Yo soy Mateo Sosa León. Sí fui teatrero y sí participé en esa obra de Becquer. Lo que estoy a punto de decirle es un secreto nacional y se lo contaré porque necesito de su ayuda en este caso. Yo soy un agente secreto, un espía nacional.

 

La cara del capitán dejó de inclinarse y su seño se empezó a fruncir. Yo sabía que lo que le contaba era una historia difícil de tragar y le tenía que dar pruebas irrefutables de que «los próceres» existían. Le tenía que revelar una de las herramientas que hemos utilizado para comunicar mensajes entre nosotros, los próceres distribuidos por toda la nación.

 

—Usted tal vez a notado la correlación entre los rumores de un golpe de estado y noticias relacionadas a Belice. Si usted cuenta el número de menciones de la palabra Belice encontrará que si las menciones son par los rumores son verdaderos. Si son impar los rumores no tienen fundamento. Tomé por ejemplo la publicación del matutino de 12 de febrero de 1995 cuente las menciones de Belice en la nota principal.


Sobre «La visita inesperada»

El capitán Martínez, hace memoria e identifica a Mateo Sosa #thriller. Mateo tiene una oportunidad para determinar si confía o no en el capitán.

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Material radioactivo parte 3, final

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Material radioactivo parte 2

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El material radioactivo, parte 1

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La visita inesperada, parte 5

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La visita inesperada, parte 4

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La visita inesperada, parte 3

La visita inesperada, parte 3 —¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera. —Le contaré el resumen ...

La visita inesperada, parte 2

La visita inesperada, parte 2 Aplausos y chiflidos me despertaron abruptamente, pareciera que todos los agentes de la comisaría llegaron a ...

La visita inesperada, parte 1

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El parqueo

El parqueo El sonido metálico de la rejilla volvió a sonar con el paso de las llantas. Estábamos de vuelta ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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La visita inesperada, parte 2

La visita inesperada, parte 2

Aplausos y chiflidos me despertaron abruptamente, pareciera que todos los agentes de la comisaría llegaron a la entrada a recibir al capitán. Reconocí al capitán de la foto que me mostró el Pingüino. La cara de los agentes mostraban una felicidad y emoción autentica al ver al capitán. Ver que un jefe fuera recibido de esa manera era inusual para mi. Él saludó e intercambió un par de palabras con cada uno de los agentes presentes. Se notaba que el capitán estaba interesado en las vidas de sus agentes, sus preguntas eran sustanciales y los agentes contestaban con alegría. Le tomó tiempo al capitán llegar a su oficina, pero al fin llegó. Esperé un poco más a que se calmara la conmoción en la sala de espera para llegar a su oficina.

Llamé a la puerta del capitán y entré sin esperar a que me invitaran. Al entrar cerré la puerta detrás de mi y me quité la capucha de mi suéter. Fui recibido con un «¿Quién es usted?¿Qué hace aquí?» y con un capitán que se puso de pie inmediatamente y desenfundaba su pistola al mismo tiempo. Levanté mis manos mostrándole mis palmas bien extendidas.

—Buenos tardes capitán Martínez— fueron mis primeras palabras. —El Pingüino 23 me dijo que hablara con usted.

—No me importa quien lo haya mandado. Contra la pared.

—Perdón. No era 23, era Pingüino 43—. Dije mientras me dirigía hacia la pared aun con las mano levantadas. El capitán me apuntaba con su pistola mientras procedía a llamar por teléfono a pedir ayuda. Yo no quería que más gente llegara a la oficina. Estas dos menciones de números cercanas al verdadero me convencían de que él no daba información secreta por equivocación. Antes de que llegara a decir algo por el teléfono le dije: —No, no. Era Pingüino 34 el que me mandó con usted—. Esto lo hizo colgar el teléfono inmediatamente.


Sobre «La visita inesperada, parte 2»

Mateo y el capitán se presentan esta una introducción un poco inusual pero Mateo logra capturar la atención del capitán.

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Material radioactivo parte 3, final

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Material radioactivo parte 2

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El material radioactivo, parte 1

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La visita inesperada, parte 5

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La visita inesperada, parte 4

La visita inesperada, parte 4 El capitán se acercó a su computadora y buscó en el navegador la noticia del día ...

La visita inesperada, parte 3

La visita inesperada, parte 3 —¿Cómo conoce a Pingüino 34?—me preguntó enfundando su pistola en la cartuchera. —Le contaré el resumen ...

La visita inesperada, parte 2

La visita inesperada, parte 2 Aplausos y chiflidos me despertaron abruptamente, pareciera que todos los agentes de la comisaría llegaron a ...

La visita inesperada, parte 1

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El protagonista, la historia de su origen

El protagonista Antes de que continué contando esta historia siento que es necesario que me presente. Hasta el momento no ...

El parqueo

El parqueo El sonido metálico de la rejilla volvió a sonar con el paso de las llantas. Estábamos de vuelta ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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La visita inesperada, parte 1

La visita inesperada, parte 1

 

Pingüino 34 me dejó en la esquina a tres cuadras de la Comisaría Central Dos. Él no se quería acercar tanto por que el área estaba cundida de cámaras de vigilancia y solo necesitaba que un policía corrupto lo reconociera y lo delatara ante sus jefes. El «buena suerte» que me dijo antes de cerrar la puerta me dio en que pensar. No sabía si confiar en él, confiar en el capitán Martínez o permitir que los terroristas tuvieran éxito en su empresa.

 

Hasta el momento lo que me hacía confiar en el Pingüino era que me había salvado la vida dos veces y que no les había dicho a sus supuestos jefes que aun tenía conmigo el libro. Al mismo tiempo yo no sabía si sus verdaderos jefes eran los que me persiguieron originalmente, y él solo pretendió salvarme como una pantomima para ganarse la confianza de los individuos que me interrogado. Tampoco sabía que rol jugaba el capitán Martínez en todo esto y eso valdría la pena indagar.

 

Caminé las tres cuadras con la cabeza entre la capucha del suéter que me dio el Pingüino. En el camino concluí que me entrevistaría con el capitán Martínez para determinar si puedo confiar en él. Si no puedo confiar en él no le menciono del libro y busco la salida más rápida. Al contrario, si el capitán es de confianza contaré con un colaborador para ayudarme a detener esta amenaza.

 

Desde que llegué a la Comisaría Central Dos me senté a esperar en las sillas en el área de recepción. Desde mi lugar podía observar que la oficina del capitán Martínez estaba cerrada. La puerta y las persianas estaban cerrada; sin luz que se colara por las ranuras. Tuve que haber esperado en esas sillas por más de cuatro horas. Descansé, medité y me sorprendí de que nadie en la comisaría se haya detenido a preguntarme si necesito ayuda, no por ser serviciales sino por cuestiones de seguridad. La ausencia del capitán me estaba dando una mala espina pero no me quedaba más que esperar. Los ojos me traicionaron, poco a poco se me fueron apagando hasta que me quede dormido. No podía resistirme ante el leve calor que se sentía en la sala de espera. El ventilador que me soplaba con gentileza la cara y su murmuro eléctrico constante era un canto de sirena.


Sobre «La visita inesperada»

El conocido capitán Martínez, presentado por primera vez en los libros de la serie «El detective Juan B’atz’», aparece en el #thriller. En esta entrega el Pingüino ayuda a Mateo a escapar. Mateo visita la Comisaría Central Dos espera la llegada del capitán.

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Material radioactivo parte 3, final

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Material radioactivo parte 2

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El material radioactivo, parte 1

El material radioactivo Intuí que al mencionarles que necesitaban de alguien experto en manejo de desechos radioactivos les provocaría comunicarse ...

La visita inesperada, parte 5

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La visita inesperada, parte 4

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La visita inesperada, parte 3

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La visita inesperada, parte 2

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La visita inesperada, parte 1

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El protagonista, la historia de su origen

El protagonista Antes de que continué contando esta historia siento que es necesario que me presente. Hasta el momento no ...

El parqueo

El parqueo El sonido metálico de la rejilla volvió a sonar con el paso de las llantas. Estábamos de vuelta ...

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Fría como el hielo parte 4 final

Fría como el hielo parte 4

Don Shannon sintió que le hacia falta una almohada.

—Disculpa —dijo Don Shannon— tienes una almohada.

—No—. Respondió la Bella Bestia, alcanzando el morral de Don Shannon. —Pero sabes lo que podemos hacer. Agarra aquí y mantenlo abierto—. Dijo la Bella Bestia mientras le entregaba su morral entre abierto.

Mientras sostenía su morral abierto Don Shannon se dio cuenta que se sentía tranquilo, con calma. Cosa que no era normal para él. Lo ponían nervioso los ambientes extraños. Y una nube voladora, comandada por un personaje muy excéntrico, definitivamente era un ambiente extraño.

La Bella Bestia levantó su brazo derecho, al cual le siguió su ala derecha. Mientras que con la mano izquierda se arrancaba las plumas de la axila del ala. Los sonidos de esta acción le recordaba a Don Shannon el reventar de las palomitas de maíz. Luego, La Bella Bestia, continuó con la axila del ala izquierda. Con tres manojos de plumas de cada ala le fueron suficientes para llenar el morral hasta el tope.

Don Shannon aceptó el morral con cierta desconfianza. Sospechaba un agrío olor y una tibia humedad en la plumas. Durante el dar y el recibir la Bella Bestia aprovechó para apretar el morral con el propósito de hace escapar el aroma de sus plumas. Era un aroma floral, natural y placentero, que inducía al sueño. La cara de Don Shannon cambio de un seño fruncido de desconfianza, a una cara de agrado con una simple sonrisa entre los labios.

Don Shannon despertó en su cama. Su reloj indicaba que era hora de empezar a caminar. Hoy le tocaba visitar a su hijo, quien vive cuesta arriba, en el bosque nublado de la Sierra. Don Shannon notó el aroma floral en su habitación. Se cuestionaba entre haberlo soñado o haber vivido. Y mientras hacia la cama vio un puñado de plumones que estaban sobre su almohada. ¿Se habrán salido de la almohada? Pensó Don Shannon.

 


Sobre «Fría como el hielo»

Cuando escribí este #cuento tenía en mente un bosque nuboso. La pregunta que se quedó en el tintero fue «¿cuánto creen que pesa un morral lleno de plumas?» Lee las otras entregas de este cuento:

 

Fría como el hielo parte 4 final

Fría como el hielo parte 4 Don Shannon sintió que le hacia falta una almohada. —Disculpa —dijo Don Shannon— tienes ...

Fría como el hielo parte 3

Fría como el hielo parte 3 La nube era de un solo piso en forma ovalada. A un costado se ...

Fría como el hielo parte 2

Fría como el hielo parte 2 La Bella Bestia empezó a descender de la nube utilizando la escalinata. Sus alas ...

Fría como el hielo parte 1

Fría como el hielo parte 1 Después de ir cuesta arriba todo el día, siguiendo el camino polvoriento Don Shannon ...

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Fría como el hielo parte 3

Fría como el hielo parte 3

La nube era de un solo piso en forma ovalada. A un costado se notaba la cocina, la cual contaba con un refrigerador, estufa, un lavado y varios gabinetes. La cocina estaba iluminada por un traga luz en la parte superior que alumbraba perfectamente todos los espacios. El estilo era sencillo, con todos los aparatos y a mueblados en blanco.

Opuesto a la cocina estaba la sala de estar. Lo que llamaba más la atención en la sala era la colección de libros, estanterías llenas del libros que llegaban del piso al techo. Todos con cubiertas color blanco hueso y con las letras en el lomo en plateado. Seguido a la librera estaba la cama. En una de las partes angostas del óvalo se encontraban la escalinata y en la otra área de control de la nube. Al centro de la nube una ventana permitía ver con claridad lo que sucedía abajo en la tierra.

—Para que tenerlas en los lados o arriba y ver más cielo. Lo bello y lo malo esta allá abajo. Explicó la Bella Bestia mientras miraban el camino polvoriento que había caminado todo el día Don Shannon.

—Por aquí —continuó la Bella Bestia. —Está es la cama.

Don Shannon se sentó sobre la cama probando su suavidad. La sobrecama era una cubierta color blanco tiza de plumón entretejido con lana natural. Era suave y liviana.

—Anda, quítate los zapatos y ponte cómodo—. Dijo la Bella Bestia.

 


Sobre «Fría como el hielo»

Cuando escribí este #cuento tenía en mente un bosque nuboso. Ver a las nubes hacia abajo desde lo alto de una montaña hace que parezcan que son de un blanco diferente. Lee las otras entregas de este cuento:

 

Fría como el hielo parte 4 final

Fría como el hielo parte 4 Don Shannon sintió que le hacia falta una almohada. —Disculpa —dijo Don Shannon— tienes ...

Fría como el hielo parte 3

Fría como el hielo parte 3 La nube era de un solo piso en forma ovalada. A un costado se ...

Fría como el hielo parte 2

Fría como el hielo parte 2 La Bella Bestia empezó a descender de la nube utilizando la escalinata. Sus alas ...

Fría como el hielo parte 1

Fría como el hielo parte 1 Después de ir cuesta arriba todo el día, siguiendo el camino polvoriento Don Shannon ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Fría como el hielo parte 2

Fría como el hielo parte 2

La Bella Bestia empezó a descender de la nube utilizando la escalinata. Sus alas oscilaban de arriba a bajo a contratiempo con cada grada descendida. Portaba un walkman que le colgaba del cuello con un listón negro. A media escalinata la Bella Bestia se quitó los audífonos y detuvo el audio tape. A Don Shannon le pareció una tecnología antigua, lo sabía porque su vecino tuvo uno de esos aparatos cuando ellos eran jóvenes. Entre los sonidos hidráulicos Don Shannon logró reconocer la canción que la Bella Bestia escuchaba, «Fría como el hielo» de Foreigner. Una banda popular de rock en inglés, que surge a mediados de la década de los setentas. La Bella Bestia con una sonrisa amistosa invitó a Don Shannon a subir a la nube diciendo:

­­—¡Ven! Escuché lo que dijiste y creo que tengo el lugar perfecto para que descanses y tomes tu siesta. ­­

Una combinación de confusión, curiosidad, cansancio, y la canción de Foreigner influyeron en la decisión de Don Shannon a subir a la nube. Tímido pero con confianza, tal si fuera gato conociendo a una nueva persona, subió la escalinata. Lo motivaba una curiosidad natural por conocer cómo era el interior de una nube y la disonante contradicción entre el aspecto algodonoso del vapor de agua y los sonidos de los pistones y la maquinaria hidráulica.

El interior estaba bien iluminado, cálido sin ser caluroso; era como estar al sol en un día fresco. Con diferentes tonalidades de blanco se distinguían las superficies y contornos de los mostradores, muebles y asientos. A Don Shannon le era fácil desplazarse dentro de la nube y contrario de lo que había pensado, el interior era seco y ciertas superficies eran duras.


Sobre «Fría como el hielo»

Desde pequeño la canción «Fría como el hielo» de Foreigner me ha gustado, no sé porque. Cuando escribí este #cuento tenía en mente un bosque nuboso. Ver las nubes pasar peinando una montaña boscosa te hace sentir como un piojo entre los árboles. Lee las otras entregas de este cuento:

 

Fría como el hielo parte 4 final

Fría como el hielo parte 4 Don Shannon sintió que le hacia falta una almohada. —Disculpa —dijo Don Shannon— tienes ...

Fría como el hielo parte 3

Fría como el hielo parte 3 La nube era de un solo piso en forma ovalada. A un costado se ...

Fría como el hielo parte 2

Fría como el hielo parte 2 La Bella Bestia empezó a descender de la nube utilizando la escalinata. Sus alas ...

Fría como el hielo parte 1

Fría como el hielo parte 1 Después de ir cuesta arriba todo el día, siguiendo el camino polvoriento Don Shannon ...

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Fría como el hielo parte 1

Fría como el hielo parte 1

Después de ir cuesta arriba todo el día, siguiendo el camino polvoriento Don Shannon había llegado a las nubes. Bueno, estaba entre las nubes. Su travesía había empezado temprano, de madrugada y después de casi diez horas de camino era hora de sentarse a descansar por un momento. A Don Shannon le faltaba poco para llegar a de su destino; buscaba alcanzar el bosque nublado en la cima de la Sierra. El ver las nubes, cuesta abajo siempre le recordaba los comerciales de camas que anunciaban la aparente suavidad de sus productos, estos comerciales nunca convencían a Don Shannon. Él sabía que las nubes estaban hechas de vapor. Él había visto como las nubes peinaban las hojas de grama en la cumbre de la Sierra. A pesar de esto, la metáfora de la suavidad de las nubes inspiró a Don Shannon a preguntarse en voz alta:

—¿Cómo sería tomar una siesta en las nubes? ¿Será sobre las nubes o en las nubes? Sería «en las nubes» si estuviese fuera de mis cabales—. Se contestó a si mismo con una sonrisa.

Don Shannon acomodó un par de piedras en el suelo y las cubrió con su morral. Él buscaba descansar su cabeza a lo mejor lograba tomar una siesta antes de continuar su camino. De repente escuchó el sonido de pistones y válvulas hidráulicas que provenían dentro de la nube que se avecinaba. Don Shannon se ajustó las gafas. Volteó a ver su alrededor para cerciorarse de lo que estaba sucediendo no era un artefacto de su imaginación o una broma muy elaborada.

—Ahora sí que estoy en las nubes—. Se dijo Don Shannon mientras veía como el contorno de la nube se desfiguraba dando paso a una escalinata más blanca que la nube. De ella un individuo descendía. Él era parte bello y parte bestia, parte natural y parte sobrenatural.


Sobre «Fría como el hielo»

Desde pequeño la canción «Fría como el hielo» de Foreigner me ha gustado, no sé porque. Cuando escribí este #cuento tenía en mente un bosque nuboso. Ver las nubes pasar peinando una montaña boscosa te hace sentir piojo. Lee las otras entregas de este cuento:

 

Fría como el hielo parte 4 final

Fría como el hielo parte 4 Don Shannon sintió que le hacia falta una almohada. —Disculpa —dijo Don Shannon— tienes ...

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Fría como el hielo parte 3 La nube era de un solo piso en forma ovalada. A un costado se ...

Fría como el hielo parte 2

Fría como el hielo parte 2 La Bella Bestia empezó a descender de la nube utilizando la escalinata. Sus alas ...

Fría como el hielo parte 1

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Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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La bola de sentimientos

La bola de sentimientos

El hígado se me hincha dos veces.
Se me hincha del enojo que surge de la impotencia.
Se me hincha al escuchar las mentiras del presidente, el congreso, y de los encargados de la coordinación.
Pero decido concentrarme en ver como apoyó y en no permitir que los corruptos nos echen gol mientras estamos lesionados.

 

Los ojos me lloran muchas veces.
Los ojos me lloran al ver la desfachatez con la que el diario pública la desgracia.
Los ojos me lloran al ver la valentía de los rescatistas.
Los ojos me lloran al ver la carencia de los rescatistas.
Los ojos me lloran al ver la empatía de los rescatistas.
Pero decido secármelos para poder asegurarme que los rescatistas están descansando, se están alimentando y que Guatemala los están apoyando.

 

El alma se me desinfla hasta casi colapsar.
El alma se me desinfla al ver que las listas de hospitalizados aumenta.
El alma se me desinfla al ver que sobre las ceniza cae la lluvia.
El alma se me desinfla al ver niñas separadas de sus familias.
El alma se me desinfla el alma al ver que en medio de la tragedia le congreso busca su impunidad.
Pero decido soplarle esperanza a mi alma para que aguante un poco más, para que aguante hasta que esto se calme y así poderle gritar al presidente y al congreso: #renunciaya


Sobre «La bola de sentimientos»

Me ha tomado un tiempo lograr plasmar mis sentimientos por escrito. Ha sido difícil para mi observar a distancia las situaciones difíciles creadas por las erupciones del volcán de fuego, magnificadas por la ineptitud del gobierno y aplacadas las demostraciones de empatía guatemalteca. Ahora decido que es necesario ejercer mi derecho de protesta, de libre expreción.

Se que esta no es la última tragedia que Guatemala sufrirá, pero si espero que sea la última que tenga que coordinar este gobierno (ejecutivo y legislativo) mentiroso, inepto y descarado.