—Entonces usted dice que todo pasó por inocente—. Confirmó el juez.
—Así es y le voy a explicar lo que sucedió—. Dijo el acusado frente a la audiencia—. Todo empezó cuando yo salí del trabajo. Casi todos los días miraba a las dos señoras cerrando el banco sin mayor seguridad.
—¿Usted reconoce al acusado?— Preguntó el juez a doña América, la sobreviviente de las dos señoras.
—Sí. Lo reconozco, él atiende en el restaurante queda a unas cuadras del banco. Julia, que ahora descansa en paz, y yo íbamos seguido a ese restaurante en nuestra hora de almuerzo—. Contestó doña América.
—Si me deja terminar su Señoría—. Interrumpió el acusado quien prosiguió cuando el juez lo autorizó con un movimiento de manos—. Como le decía. Vi que las dos señoras estaban cerrando como a media cuadra de distancia del banco. En ese tramo se me ocurrió que sería divertido jugarles la broma que quería asaltar el banco. Como usted sabe esto sucedió el día de los inocentes. Al llegar con ellas me metí la mano en la bolsa de la chaqueta simulando que tenía una pistola y les dije «manos arriba este es un asalto». Y no mira pues, que cuando la ahora difunta se voltea y me mira, se le apagan las luces, todo esto antes de que le pudiera decir «por inocente». La señora cayó al suelo desmayada. Figúrese que le da un ataque al corazón a la señora, sin que yo le dijera que era una broma. Y es por eso que le digo que todo esto pasó por inocente.
Sobre «Pasó por inocente»
Tengo muchas gratas memorias del día de los inocentes. Me han jugado buenas bromas, sencillas pero efectivas. A veces no he sido yo el inocente, muy pocas veces he de agregar.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
La gota de lluvia se fue formando en la nube, cada instante crecía un poco más. Se llenó y se llenó hasta que dijo: —Bueno, hasta aquí llego yo. Se dejó caer desde la nube, esperando llegar al suelo. Ella estaba apunto de lograr su objetivo pero la hoja de un árbol se le interpuso.
—Estuve tan cerca de llegar al suelo, lástima que no llegué—. Pronunció la gota recostada sobre la hoja.
—Un momento—. Dijo el viento, soplando la rama, la hoja, y a la viajera.
La gota continuó su camino y ahora estaba más cerca del suelo. Pero aun no había llegado. Cayó en la puerta de una casa, se quedó quieta por un rato agarrando energía para correr hasta el suelo. De pronto otra gota pasó a su lado gritando: —¡Con permiso! ¡Con permiso que voy pasando con buen envión! ¡Quítense por favor!
Al ver esto la gota se animo y se hecho a correr sobre la puerta, hasta que llegó al suelo.
Sobre «La gota»
Una tarde de lluvia. Se me ocurrió este cuento, sobre la determinación de una gota a llegar a su destino. Hay veces que los ánimos vienen de adentro. Otras, alguien más nos da un empujoncito. O hay situaciones que nos dan un ejemplo a seguir.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
La segunda semana que estuve aquí escuché como la casa 611 1/2 sobre la avenida East William se quejaba.
—Estoy cansada de aguantar esta hiedra sombre mis paredes—. Dijo la casa, y luego agregó: —No solo me quita el sol de las mañanas sino que también a trae a estos pajaritos, que como hacen de ruido en el alba.
La semana pasada volví a pasar por la casa 611 1/2 sobre la avenida East William y ahora la casa me decía: —Como extraño a la hiedra, desde que cayó la primera helada, la hiedra botó todas sus hojas. Ahora no tengo a nadie que me abrace todo el tiempo y me siento solo en las mañanas porque los pajaritos ya migraron.
Sobre «La casa»
Esta era una casa en Michigan, que veía todos los días cuando iba y regresaba del trabajo. Lo primero que me llamó la atención fue su número, que incluía 1/2. Luego, me llamó la tención como los pájaros anidaban en la hiedra que cubría toda la pared del edificio que colindaba. Me imagina que esto ayudaba a disminuir el calor en el edificio. Y cuando llegó la primera helada, la pared quedo pelona y los pájaros dejaron de llegar.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
Desde que salí del restaurante, me di cuenta que caminaba detrás de una señora con las manos ocupadas. En una mano una bolsa, que contenía las compras del supermercado y en la otra empujaba un carruaje. Cuando la rebase, vi la tierna figura de un recién nacido en el carruaje.
Me detuve para tratar de leer el mapa de la cuidad, como buen turista, estaba desubicado. El viento complicaban la tarea. Las noticias en el televisor del restaurante indicaban posibles ventarrones que alcanzarían 55 kilómetros por hora. Hasta al fin logré ubicarme en el mapa y para entonces la señora me había rebasado. El viento soplaba sobre mi espalda, helándome la nuca. No estaba preparado para este clima.
En la esquina alcancé de nuevo a la señora del carruaje, esperábamos que la luz nos diera la oportunidad de cruzar. Nos vimos y de ambos salió una sonrisa amable que sirvió de intermedio a nuestra espera.
De la chaqueta de la señora empezó a sonar un teléfono celular, por facilidad utilizó la mano del carruaje para contestarlo. En ese momento un ventaron azotó mi espalda empujándome hacia adelante, la señora también se vio empujada y el carruaje bajo de la banqueta y avanzó sobre la calle.
Justo en el instante la bolsa del supermercado y el teléfono cayeron al suelo, la señora y yo brincamos tras el carruaje y la luz de transito nos dio la vía para cruzar. Con los corazones afuera de nuestras cajas torácicas nos recuperamos del susto en la esquina esperando que la luz nos volviera a dar la oportunidad de cruzar.
Sobre «Ventaron»
Un buen ventaron levanta polvo, sopla la basura de un lado a otro y de vez en cuando hasta le saca el corazón a uno de su caja torácica.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
El papel toilette se encontraba en el extremo derecho del baño y el papel toalla estaba colocado al lado izquierdo, se veían frente a frente todo el día. El papel toilette, se encontraba en su respectivo dispensador que lo protegía. Mientras que el papel toalla simplemente descansaba en una repisa a un costado del lavado.
El papel toilette empezó la conversación: —Mírate, tu estas allí donde toda la gente te agarra por la cabeza con las manos mojadas, hasta hay veces que te ponen de cabeza, como que si fueras San Antonio. ¿No te da vergüenza, estar en esa situación?
El papel toalla estaba apunto de contestar cuando una persona entró al baño. El señor era fornido, casi del tamaño de un luchador de sumo. Este señor se bajó los pantalones y se sentó en el inodoro. Luego de unos minutos agarró el papel toilette, se limpió con él, y lo tiró al basurero. El caballero se levantó, abrochó sus pantalones y se lavó las manos, tomó papel toalla y se secó las manos. Antes de salir, lo utilizó para abrir la puerta y después tiró el papel toalla al basurero.
En el basurero el papel toalla se encontró con el papel toilette y le dijo: —Bueno, viéndote ahora, no tengo como contestar a tu pregunta.
Sobre «Los papeles»
Los papeles es un cuento que demuestra que la vanidad la crea el individuo y no depende del individuo mantenerla o no.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
La rutina de la ardilla era la misma todos los días, se levantaba y colectaba bellotas. Cada quinta bellota que encontraba la destapaba y en el momento se la comía.
Un día encontró una bolsa de papel café con una hamburguesa adentro. Al probar de la hamburguesa quedó fascinado. Sentía que era la octava maravilla del mundo culinario de las ardillas.
Al día siguiente decidió cambiar su rutina. Ahora a la quinta bellota encontrada cambiaba a buscar una bolsa de papel café y comerse su contenido. Pasaron los días y la ardilla buscaba bellotas cada quinta bolsa café que encontraba. Llegó el día en que la ardilla solamente buscaba bolsas cafés con hamburguesas adentro.
La razón de su encanto por las hamburguesas era la variedad de sabores. Las hamburgesas a veces eran de pollo, otras veces de pescado, y las de res, sus preferidas. Encontrarlas siempre era una sorpresa agradable.
El invierno llegó y la pequeña reserva de bellotas que había conseguido se terminó y las hamburguesas que había guardado se llenaron de moho. La desesperación de tener que comer la llevó a la locura.
Una tarde muy fría vio como una persona salía por una puerta con una bolsa café similar a las bolsas de las hamburguesas que tanto disfrutaba. Sin pensarlo muy bien, agarró camino dispuesta a entrar a ese lugar. Bajó de su árbol para cruzar la calle. Cuando estaba a punto de cruzar un carro la salpicó con el agua de un charco, empapándola hasta detrás de las orejas.
Desde su rama, una ardilla vecina vio lo que le pasó, tomó un par de bellotas de su reserva y se las llevó a la ardilla mojada. Durante la temporada fría ambas ardillas compartieron bellotas. Ahora se les ve correteándose por todo el parque. Aunque todavía encuentra hamburguesas de vez en cuando ya no se afana por buscarlas.
Sobre «La ardilla»
El final que originalmente escribí para este cuento era muy tétrico. Después se me ocurrió usarlo como explicación por qué se corretean las ardillas en los parques, el cual siento que es un final un poco más apto para todo público.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
—Papá, dónde puedo encontrar al ministro de cultura y deportes.
Al papá de Maycol le sorprendió esta pregunta y luego de pensarlo le contestó: —Las oficinas del Ministerio de Cultura y Deportes quedan en el Palacio Nacional de la Cultura. ¿Por qué preguntas?
Maycol, un muchachito de 11 años, le contó su historia: —En el colegio estábamos estudiando las funciones del gobierno, cómo se hacen las leyes, y esto me hizo darme cuenta que los ministros y los diputados están bien ocupados. Yo que quisiera ayudarles con sus tareas escribiendo una propuesta de ley.
¿Le explico cuál es la realidad? Se preguntó a si mismo, pero decidió no hacerlo cuando vio que Maycol tenía unas hojas en la mano. —¿Y ya tienes la propuesta de ley escrita?
—Sí—. Dijo Maycol mientras le mostraba unas hojas escritas a máquina a su papá.
El papá empezó a leer lo que Maycol le dio.
«Propuesta de Ley para el Fomento de las Bibliotecas Escolares»
Escrita por Maycol Canté, sexto primaria escuela primaria mixta María Carlota Monroy, presentada al ministro de cultura y deportes el 12 de julio del 2015.
Considerando
Que el artículo 2 de la Constitución de Política de la República de Guatemala indica que es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la república el desarrollo integral de la personas.
Considerando
Que el artículo 51 de la Constitución de Política de la República de Guatemala indica que es deber del Estado garantizarles a los menores el derecho a la educación.
Considerando
Que el artículo 57 de la Constitución de Política de la República de Guatemala indica que es deber del Estado garantizarles a los menores el derecho a participar libremente en la vida cultural y artística de la comunidad.
Considerando
Que el artículo 59 de la Constitución de Política de la República de Guatemala indica que es obligación primordial del Estado proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional, emitir las leyes y disposiciones que tiendan a su enriquecimiento, restauración, preservación y recuperación
Considerando
Que el artículo 1 de la Ley del Fomento del Libro declara de utilidad e interés nacional la creación, producción, edición, distribución y difusión del libro, así como la formación del hábito de lectura entre todos los sectores de la población y los servicios destinados a satisfacerlo.
Considerando
Que el artículo 2 inciso j de la Ley del Fomento del Libro ordena otorgar y sostener el sistema proteccionista de la industria editorial exclusivamente mientras cumpla con los objetivos de distribuir, comercializar técnicamente el libro y expenderlo a precios que contribuyan a mantenerlo al alcance de los sectores mayoritarios de la población y en su caso, de los estudiantes a todos los niveles de la enseñanza.
Considerando
Que el artículo 4 inciso g de la Ley del Fomento del Libro manda a incrementar el número de bibliotecas, sus existencias, su actualización constante y el desarrollo de servicios técnicos de catalogación, documentación y difusión del libro.
Por tanto
Con la potestad que confiere el artículo 31 de la Ley Orgánica del Organismo Ejecutivo y por lo expuesto en el Acuerdo Gubernativo 27-2008.
Acuerda:
Artículo 1: Se establece que toda escuela e instituto del Sistema Nacional de Educación debe poseer una biblioteca funcional de libre acceso para las y los estudiantes del establecimiento.
Artículo 2: Los gastos para la compra de libros y materiales necesarios para el funcionamiento de la bibliotecas serán cubiertos por el impuesto del valor agregado que ha sido producto de las ventas de libros y materiales escolares.
Artículo 3. La presente ley entrará en vigor al día de su publicación en el Diario Oficial.
Acátese:
(F) Ministro de Cultura y Deporte (F)Viceministro de Cultura y Depor
—Oye y tu investigaste todos estos artículos que mencionas—. Dijo el papá impresionado por el trabajo que había escrito su hijo.
—Sí. Gracias al libro «Breviario de Legislación Cultural de Max Araujo (2009), el cual es un compendio de Leyes relacionadas al ámbito cultural. También me ayudó la maestra cuando vio que estaba bien empecinado en la tarea, ella me hizo ver la relaciones entre y considerando, por tanto, y acuerda, cada una de las secciones de una propuesta de ley. Lo demás fue sencillo, describir como quería que funcione la ley. Pero conste, que esto solo es mi sugerencia, el resto se lo dejo al ministro, y al Congreso de la República.
—Si quieres te llevo al Palacio Nacional de la Cultura.
—No te preocupes, tomaré el bus y me dejará enfrente de la Biblioteca Nacional «Luis Cardoza y Aragón».
Sobre «Propuesta de ley»
Este es un cuento del género «quisiera que fuera cierto». Se me ocurrió escribirlo al ver que el congreso y los ministerio no están haciendo nada. Tal vez un muchachito de 11 años pueda venir a corregirles la plana creando una «Propuesta de ley». El libro de Max Araujo lo encontré en esta página:
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
Con los gritos de ¡Ahórcalo! ¡Ahórcalo! ¡Ahórcalo! Así termina la historia. Todas las hormigas cuentan esta historia con asombro y admiración. La historia narra como la pequeña hormiga logró doblegar al elefante tomándolo por el cuello hasta que lo hizo desmayar. El elefante con su inmensa torpeza, sin darse cuenta, había caminado por encima del nido de hormigas. La colonia entera intentó detener al elefante pero con cada paso dado la piel del paquidermo se estremecía soltando poco a poco las hormigas que colgaban. La hormiga que logró resistir la tambaleada llegó hasta el cuello y apretó con toda su fuerza, apretó con sus seis patas. Las porras de su colonia la animaban para apretar con más fuerza. Cuando sintió que el elefante cayó ella también se desfalleció. Se desmayó de cansancio. Al despertar la hormiga, lo primer que hizo fue preguntar por el elefante. Se sentía mal, con cargo de consciencia, por haberse dejado llevar por las porras de la muchedumbre para dañar a otro animal. La hormiga que la cuidaba le informó que el elefante estaba en el hospital, que lo tenían allí solo por observación. Él únicamente tenía el hombro golpeado. La capa densa de humus en el suelo le había amortiguado la caída. Eso le alivio la consciencia a la hormiga quien después de salir del hospital le llevó flores al elefante.
Sobre «la hormiga»
Esta es un pastiche de un chiste o como ahora se le conoce «fan fiction». En este caso tomo el chiste de la hormiga y el elefante y le doy un final desde el punto de vista de la hormiga.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
El león llegó al pequeño acantilado buscando refrescarse. El sol estaba que derretía las piedras. Usualmente la sabana no era tan calurosa hoy parecía que hasta las hojas de la grama estaban sudando. El león se acercó a la orilla del pequeñopeñasco recostándose con una pata colgando sobre el agua. Chapoteaba la superficie para salpicarse levemente y así lograr refrescarse. Después continuó jugando con el mar calmado cortando momentáneamente el agua con su garra. Cuatro surcos se formaban claramente con el paso de las afiladas uñas sobre el agua.
En el agua el tiburón sintió el sabor a sangre que se diluía en el mar proveniente de las garras del león. Sangre de su más reciente presa. El chapoteo del león llamó aún más la atención del tiburón, quien circuló un par de veces el área para tratar de medir a su presa. La aleta dorsal y las garras tenían el mismo efecto en el agua, formaban surcos momentáneamente. El tiburón no entendía que animal marino podría tener tales garras. La posición postrada del león impedía al tiburón que midiera a su contrincante. El tiburón decidió saltar y salir del agua para poder ver bien el tamaño del animal chapoteaba. Al caer de regresó al agua el tiburón salpicó al león mojándole su melena.
—¿Quién ha hozado empapar al león, el rey de los animales?— Preguntó mostrando los dientes con ferocidad.
—Yo, el tiburón, el rey de los océanos—. Respondió con la misma intensidad en el gruñido.
—Ningún animal se atreve a retarme de esa manera.
—Es porque no te has enfrentado al rey de los océanos.
La disputa sobre quien era el rey de reyes era inminente. Ambas fieras exudaban machismo en torrentes.
—No permitiré que te burles de mí de esa manera—. Dijo el león disponiéndose a saltar en defensa de su orgullo.
—Es hora de que te enfrentes a un verdadero contrincante—. Contestó el tiburón mientras daba vueltas impacientemente en el agua dispuesto a combatir por su honor.
Las fieras se vieron ojo a ojo y ambas reaccionaron en el mismo instante. El león saltó hacia el agua y el tiburón saltó hacia la tierra. A medio brinco las dos fieras acertaron una herida a su contrincante, pero eso no fue lo que los mató. El tiburón cayó sobre el peñasco quedándose varado en él. Mientras que león cayó en el agua, hundiéndose sin remedio.
Sobre «El día que el tiburón y el león se vieron»
Esta pequeña fábula, la he perdido varias veces, la vuelvo a recordar con mucho agrado y la vuelvo a escribir. El título «El día que el tiburón y el león se vieron» da la pista hacia donde se dirige esta fabula.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
«¡Aférrense a todos los granos de arena que puedan! ¡No permitan que se los lleve la tormenta! ¡Si es necesario asóciense con otros, aunque estos sean patógenos!». —Estas fueron las ordenes que la hoja superior dictó a las raíces. La hoja podía sentir que la temporada de tormentas se aproximaba. Como pasaba todos los años, el viento, la lluvia y la marea socavaban y erosionaban la costa, preocupando a la hoja por la sobrevivencia el árbol.
La hoja tenía claro que ella, al igual que las otras hojas, era sustento y peligro para el árbol. Sin las hojas el árbol no podría sintetizar su energía y con las hojas el árbol tendría una mayor área donde el aire pudiera soplar y doblegar al árbol. La hoja pasó noches en vela tratando de calcular el número mínimo de hojas que el árbol iba ha necesitar. El número de hojas presentes debía ser capaz de producir suficientes azucares para el árbol y las nuevas asociaciones que las raíces estaban formando. Al mismo tiempo debía tener unas hojas extras para prevenir que el viento dejara al árbol sin las hojas suficientes. Todos estos cálculos dependían del valor que la hoja asignara al viento. Cabeceando de sueño a la hoja se le ocurrió una idea fenomenal, reclutar a la Ibis blanca. La hoja le encargaría a la Ibis de determinar la velocidad del viento con la tormenta que se aproximaran y con esta información la hoja podría calcular cuantas hojas podría incluir en el momento de provocar la senescencia de las hojas. A cambió de este favor la hoja le prometió una vértice central de ramas, uno de los lugares más seguros para su nido.
Las primeras cuatro tormentas del año pasaron sin mayor novedad. Cada momento de calma daba a la hoja un respiro momentáneo seguido de más ansiedad. Ella sabía muy bien de la aparente calma antes de la tormenta. En esos días la energía sintetizada era administrada en dos categorías: recuperar tejidos perdidos y guardar el resto para usar después de la temporada de tormentas. Tras una semana de calma los niveles de azucares acumulados en los tejidos subterráneos eran suficientes para regenerar el árbol en caso de que tuviera que perder todas las ramas.
A la tarde la Ibis llegó a empacar, diciendo que se marchaba tierra adentro. «La tormenta que se avecina es cosa seria. No creo que exista árbol, palmera o manglar que la sobreviva. La tormenta vendrá mañana». «Muchas gracias por avisar. Que tengas suerte». Contestó la hoja superior.
La oscuridad al medio día le indicaba la hoja superior que la tormenta estaba por alcanzarles. El viento empezó a soplar intensamente rompiendo los pecíolos de la mayoría de las hojas. En una hora de tormenta las ráfagas huracanadas de viento se llevaron la mayoría de ramas, dejando solamente la rama de la hoja superior. Esta hoja daba vueltas como rehilete en las maños de un niño. Las últimas palabras de la hoja superior las dirigió al tronco. «Te tienes que desmochar para sobrevivir. Tienes suficientes reservas para regenera un nuevo follaje». Al terminar de decir esto el viento azotó intensamente la costa, rompiendo la última rama del árbol. Con la última gota de savia la hoja gritó: «Hazlo. Antes de que sea tarde». Y con esto la parte superior del tronco se separó del tronco principal tal cola de lagartija desplomándose hacia el suelo e incrustándose justo a la par del tronco original.
Al terminar la tormenta toda el área fue podada por el viento. Muchos árboles aparecieron desplomados de la raíz porque no lograron desprender sus ramas. Al iniciar la temporada seca la regeneración ya era evidente. De los árboles caídos algunos empezaron a producir ramas nuevas desde sus troncos horizontales. Estas ramas nuevas parecían niños enfilados antes de entrar a clases. Debajo de estos troncos raíces se adentraban en la tierra, siguiendo los túneles producidos por lombrices, hormigas, y demás. Veinte años más tarde el caos creado por la tormenta tan solo era un par de colochos más en el ADN de los sobrevivientes que guardaban la memoria del evento epi-genéticamente.
Sobre «La tormenta»
Llevo un buen tiempo tratando de encontrar la voz para una serie de historias sobre ciclos naturales. En «la tormenta» creo que logré rascar un poco de lo que estaba buscando.
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.