Limón

un limón rodeado de mandarinas

Limón

Al verle el limón en la mano supe que él padecía de pie de atleta.

Explico mis inferencias:

  • Hoy, así como en los últimos días, él usaba sandalias sin calcetines. Una proposición débil si se considera que estamos en la mitad del verano.
  • Junto al plato con la otra mitad del limón no había otro alimento. Yo siento que el limón es un condimento que acompaña otras comidas. Claro, a veces se consume como fruta, pero es raro.
  • El otro día sentí que era coincidencia haberlo visto ponerse calcetines nuevos frente a su casa tres días seguidos. Esta observación la había desechado al incluir en mi postulados que los calcetines nuevos vienen en paquetes. Tuve reconsiderar esta observación al recordar una de las recomendaciones para curar el pie de atleta es usar calcetines limpios.

La proposición que confirmó mis inferencias fue verlo echarse el limón entre los dedos del pie. Ahora solo espero de que este hongo no sea persistente porque eso puede se indicativo de azúcar elevada, pero dejaré esta inferencia para después.


Todo esto esta basado en mi meme, que dice: “el limón cura el pie de atleta”. Esta construcción lógica tiene ese postulado como base, el cual sino tiene traducción cultural estaría completamente equivocado.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

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La silla

La silla

Ella se mecía, inadvertida del sonido castigador que producía. El chillido constante emanaba de la silla con cada reclinación. Irrumpiendo en la paz de los oídos de cada persona en la sala de espera. Era como si Júpiter castigara su tímpanos con descargas eléctricas, truenos y estruendos. El sonido se interiorizaba en los cuerpos repercutiendo en los hígados de los presentes, tal martillos trabajando sobre el yunque. Esto afectaba a todos por igual, jóvenes y adultos, pacientes, enfermeras y recepcionista. Todos se tragaron la amarga bilis porque entendían que era una madre meciendo a su bebé recién nacido porque era mucho mejor su calma que su llanto agudo.


 

Hay momentos donde uno se aguanta solo y otros donde uno se aguanta en grupo. En esta ocasión el grupo también reconoció en conjunto que las alternativas eran mucho peores. Todo este entendimiento se dio de una manera tácita.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

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Llanto seco

Llanto seco

Su atención estaba concentrada en el filo de la motosierra. El estruendo del motor imposibilitaba cualquier intento de comunicación oral. La cadena afilada de la maquina recorría la periferia de su espada. Se devoraba la carne del tronco, escupiendo hacia delante fragmentos de madera en una ráfaga interminable. El aserrín blanco se acumulaba lentamente sobre la tierra obscura, imitando una constelación de estrellas en una noche obscura. La montaña de aserrín, al pie del tronco, era el dolor silencioso. Resignado el árbol pronunciaba su llanto seco. El cual cayó sin decir un lamento.


Cada vez que escucho el rabiar de una motosierra siento que el estridente motor de dos tiempos ofusca el llanto del árbol. La próxima vez que escuches una motosierra ponle atención al resto de sonidos, busca su llanto seco.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

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Dinámica de cuerpos en movimiento

Dinámica de cuerpos en movimiento

Al ver el primer asiento disponible ella lo ocupó sin ninguna preocupación. La instigación de su pareja a que se apurara no tuvo efecto. Ella lo miraba sin moverse, rompía la regla número dos de la dinámica Newtoniana. A cada acción del esposo no existe ninguna reacción de igual proporción por su parte. Sus acciones no eran una falta de reconocimiento de su pareja. Ella estaba plácida como una gata que ignora a cualquier humano a su alrededor.


Esta escena la vi en una estación de bus. Yo esperaba la llegada del bus que me llevaría a mi destino cuando la señora se llegó a sentar al final de la banca donde yo estaba. Ella se plasmo en la banca sin moverse, casi zombi, y sin reaccionar a las urgencias de su acompañante.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Inmenso aburrimiento

Inmenso aburrimiento

El rebotar de su rodilla no indicaba que él esperaba impacientemente. Tampoco indicaba que marcaba el ritmo de la música. El impulsivo movimiento solo servía para mostrar su aburrimiento inmenso. Las arrugas en su cachete generadas por sus nudillos y por la manera en que su palma derecha sostenía su mentón concordaban en el mismo sentimiento.


Una vez me dijeron algo similar a «hasta en el parque de diversiones te puedes aburrir». Inmediatamente no les creí, pero con el paso del tiempo me di cuenta que el aburrimiento es una cuestión mental, es decir, depende de cómo estés utilizando tu cerebro en el momento. La palabra clave es utilizando.

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Jugando a la ruleta

Jugando a la ruleta

La luz de la lámpara de neón que se reflejaba en la caja de poliestireno blanco llamó mi atención. Ella estaba apunto de abrir la caja de su almuerzo y su cara la mostraba concentrada en la tarea, estoica sin una pisca de emoción ni de desencanto. Parecía entender claramente que jugaba a la ruleta de los almuerzos para llevar. Donde la pelota cae en el número del buen almuerzo muy pocas veces. Abrió la caja con cautela. Estudió su contenido, escaneando cada compartimento de la caja. Mientras hacía esto su expresión no cambió. Poco a poco los aromas emanados por el almuerzo de la señora se difundieron por toda la sala de espera.

De su bolsa de mano, sacó una cuchara de madera. La cual frotó con la servilleta para convencerse de que estaba limpia. Después, se dedicó a inspeccionar su comida con la cuchara. Detalladamente cavó un pequeño cráter en el arroz para luego agregarle varias cucharadas del au jus que venía en un pequeño recipiente. Cuando el arroz estaba bien mezclado llenó una mitad de la cuchara con arroz y la otra mitad con vegetales. La cuchara estaba a punto de entrar a su boca cuando se recordó que no había dado las gracias. Bajó su cuchara y momentáneamente inclinó su cabeza; al terminar procedió con su tarea. Cuando los contenidos de la cuchara empezaron a ser macerados floreció una leve expresión en su cara. Indicando que al menos en este turno no había perdido en la ruleta de los almuerzos para llevar.

 


Eso de los almuerzos para llevar es jugar a la ruleta, la lotería, o apostar contra una casa donde las probabilidades están apiladas en contra de uno. Pero hay veces que uno se gana el buen almuerzo.

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Hands

Hands

Hands in front

Hands behind

What are your hands saying?

What are your hands hiding?

 


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solo

Solo

La camisa blanca, planchada, decía que él era el jefe. Sus pantalones desteñidos de uso en el área de los bolsillos, decían que no era el mero jefe. En conjunto, yo lo interpreté como él tiene a alguien que le ayuda con las tareas domésticas, pero que no lo quiere.

 


Hay un montón de detalles que uno puede observar el cual le ayudarían a formar una opinión de alguien. Si estos postulados no son refutables de nada nos sirve. En otras palabras formar conjeturas es fácil. «Solo» es parte de la colección de narraciones cortas «historias sin futuro».

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La bebida nacional

La bebida nacional

Ciertas palabras me decían que era peruano. Otras me decían que era chileno. Y un par más me dijeron que era boliviano. Cuando destapó la lata y pude ver lo que tomaba lo entendí todo, agua de tamarindo con picante.

 


Muchas veces se utiliza el lenguaje para identificar la identidad nacional de una persona. En esta ocasión me falló. Luego recordé que el gusto puede delatar la identidad nacional también.

 

Sobre la serie «Historias sin futuro»

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Libros hasta en la piel

Libros hasta en la piel

Los tatuajes cubrían completamente sus brazos. Eran diferentes pasajes de libros de los que solo pude reconocer algunos. Uno de esos pasajes decía «uno de estos días me crecerán alas». Por la manera que ayudó a la señora con el niño llorando yo creo que ella ya se ganó el cielo.


Los tatuajes tienen un aura de misterio para el espectador. Que dentro de las primeras preguntas que se hace están ¿qué significa ese tatuaje para la persona? ¿Por qué ese tatuaje?. «Libros hasta en la piel» narra el encuentro que tuve con unos brazos tatuados y es parte de la serie «historias sin futuro».

La fotografía es «erasure» de una página del libro «Our house in the last world» de Oscar Hijuelos.

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