Tinta negra (parte 3)

Pared de ladrillo con tres ladrillos pintados de verde

Tinta negra parte 3

El siguiente trabajo que Gavino y Bernarda encontraron fue en el hospital nacional de Quetzaltenango. De inmediato el número de operaciones para trasplante  en el hospital aumentó de una cada dos meses a 10 al mes. Los pacientes beneficiados se multiplicaban por cada órgano que sacaban de la victima donante. En promedio lograban cosechar tres órganos transferibles y los otros los enviaban a las facultades de medicina para que fueran utilizados en operaciones de práctica.

Este crecimiento tan acelerado de trasplantes empezó a generar sospechas dentro de la comunidad de salubristas. Al mismo tiempo la corriente de opiniones favorables alzó su voz sumergiendo las voces criticas. Eran un mar de elogios y adulaciones dirigidos al hospital y a Gavino.

Los problemas serios empezaron cuando familiares de un pastor reclamaron ante el Ministerio Público la extracción de los órganos de su familiar. Según planteaban la denuncia: «Él nunca hubiese autorizado semejante proceso. Se lo prohibía su iglesia».

Los medios de comunicación le pusieron atención a la denuncia. Ellos olían la noticia jugosa. La muchedumbre de reporteros que custodiaban las entradas del hospital presionaron a Gavino a que comentara ante las cámaras y grabadoras. No le quedaba más que repetir y repetir: «Puedo garantizar que se han seguido todos los pasos requeridos por el protocolo internacional para trasplantes de órganos». Ante Bernarda, Gavino daba otra explicación: «No sabía que él era un pastor. Su cara estaba toda hinchada y amoratada. No tenía manera de saber quien era».

La situación se complicó aún más cuando los medios se enteraron de que el pastor había sido atacado a pedradas por una turba que lo acorraló en un callejón. Según testigos presenciales la turba lo acusaba de pedofilia. Los medios explotaron esta información y causaron un revuelto con sus columnas de opinión y sus titulares sensacionalistas.

El titular de uno de los periódicos de mayor circulación leía: «¿Quién en su sano juicio quisiera recibir los órganos de un pedófilo?». Los titulares claramente estaban ignorando los preceptos de presunción de inocencia. La noticia instaba al debate porque era un acertijo moral con tres vueltas. El «buen» doctor, haciendo algo inmoral, extrayéndole los órganos al «villano» del pastor, quien supuestamente era bueno. Y los órganos eran usados para salvarle las vidas a desconocidos que no sabían la procedencia de ellos.


Sobre Tinta negra parte 3

En esta entrega de Tinta negra es donde se presenta el mero problema de la historia. Además, es donde presento al lector la trama de la historia: «el acertijo moral con tres vueltas».

Una vez esten publicadas puedes encontrar otras partes de la historia aquí: parte 1, parte 2, parte 4 y parte 5.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Tinta negra (parte 2)

pared de ladrillo con dos ladrillos pintado de rojo

Tinta negra parte dos

La residencia de cirugía de Gavino en el hospital de Escuintla terminó. El siguiente trabajo lo consiguió fue en el Hospital General San Juan de Dios. Su récord demostraba tener mayor experiencia con trasplantes que cualquier otro candidato que presentó su papelería. Gavino ocuparía el nuevo puesto de cirujano en el departamento de trasplantes. Su excelente hoja de vida le permitió incluir a Bernarda como una de las enfermeras asistentes de quirófano.

Ambos pensaban que con sus nuevos puestos podrían tener acceso a mayor número de pacientes para cosechar sus órganos. La situación no era tan fácil. En el Hospital General San Juan de Dios los historiales médicos de los pacientes estaban computarizados. Lo que hacía difícil la modificación de los récords sin que se dieran cuenta de quien lo había hecho. Bernarda y Gavino necesitaban marcar esa cajita que decía: «Donador de Órganos». Aun así lograban tener mayor acceso a pacientes para convertirlos en donantes al solicitar a familiares el permiso de donar sus órganos. Este era un tramite tedioso y alargado que muchas veces para cuando la familia daba la autorización los órganos inservibles.

Mientras tanto Bernarda y Gavino se unieron al consorcio de médicos y enfermeras que impulsaban el tratado internacional de trasplantes de órganos. Gavino entendía la relación entre oferta y demanda de órganos. Sabía también que al «globalizar» este proceso se reduciría el desperdicio de órganos. Esto se daba por la perdida de «frescura», como decía Gavino, de los órganos. El tratado fue impulsado por el presidente de El Salvador quien era pariente del paciente que recibió el primer pulmón de prueba que cruzó la frontera entre Guatemala y El Salvador. Al ver directamente los beneficios del libre flujo de órganos para trasplante el presidente tomó este proyecto como parte de su legado.

Los sistemas computarizados seguían impidiendo el flujo trabajo de Bernarda y Gavino. El no poder realizar las pruebas de compatibilidad de antígenos leucocitarios sin levantar sospechas les impedía moverse con la rapidez y la certeza que requerían. Su flujo de trabajo se basaba en encontrar las duplas de pacientes con órganos compatibles con diligencia. Esta forma de trabajar no estaba funcionando, algo tenía que cambiar.

Su desesperación los hizo aprender dos lenguajes de computación. Uno para programar en redes y poder manipular el sistema empleado en el historial médico de los pacientes. Y el otro lenguaje les ayudaría a crear un programa para capturar las contraseñas de ingreso de doctores o enfermeras para que ellos pudieran hacer más solicitudes de los exámenes pertinentes sin levantar sospechas. Aunque lograron tener cierto éxito con inocular algunas computadoras con sus programas, más dificultades surgieron cuando el departamento de informática se percató de los programas espías en las computadoras del hospital. Como resultado el departamento de informática intensificó sus medidas de seguridad en la red de computadoras. Esta fue la barrera que los llevó a buscar trabajo en otros hospitales  aunque significara una disminución en sus salarios.


Sobre Tinta negra parte 2

Cuando escribí este cuento estaba indeciso de que los cuentos deben tener siempre un problema el cual se resuelve de alguna manera durante la historia.  Gavino y Bernarda logran avanzar en sus careras profesionales. El primer problema que ellos se topan es la tecnología, la tinta negra es remplazada por las computadoras.

Una vez esten publicadas puedes encontrar otras partes de la historia aquí: parte 1, parte 3, parte 4 y parte 5.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Tinta negra (parte 1)

Pared de ladrillo con un ladrillo pintado de azul

Tinta negra

Gavino y Bernarda se conocieron en el hospital de Escuintla. Gavino hacia su residencia en la unidad de cirugía general y Bernarda era una enfermera recién graduada. Después del primer paciente que atendieron juntos, todos hubieran jurado que tenía una relación que cruzaban las barreras de la amistad. Hasta cierto punto esto era verdad. Era una relación sin ningún tinte sexual, pero llegó a tener los niveles de confianza de una relación pasional.

El primer paciente que atendieron juntos fue el primer paciente que perdió la vida bajo su cuidado, pero también fue el primer paciente que le dio esperanza a muchos pacientes más. Esta es la historia de como una pareja de salubristas llegó a sacrificar y salvar vidas al mismo tiempo.

El paciente que unió a Gavino y a Bernarda llegó al hospital después de un accidente en bicicleta. Era un joven de 22 años que a menudo practicaba ciclismo estilo libre, sin casco. Su perfil de salud era extraordinario, atleta, sin vicios y sin ninguna enfermedad de transmisión sexual o sanguínea. El tipo de sangre del paciente era O positivo, convirtiéndolo en un excelente donador de órganos en potencia.

Bernarda y Gavino observaban al primer paciente cuando recibieron el anuncio por el altoparlante de la llegada de otro paciente. Este nuevo paciente padecía de insuficiencia renal y se encontraba en estado crítico.

Gavino, relleno de su arrogancia medica, enunció: «Ese paciente va a morir sin un trasplante de riñones. Eso me salva de una cirugía de 6 horas a mí». Esta frase la dijo sin ni siquiera haber leído el expediente medico del paciente recién llegado.

A lo cual Bernarda contestó: «No, si el paciente consigue un donante a tiempo». Cuando Bernarda dijo esto levantaba la vista del portapapeles que contenía el historial del primer paciente y la dirigió hacia el Gavino para luego bajarla en dirección hacia el paciente. Le estaba diciendo con los ojos: «Como a este, por ejemplo».

«Este paciente podría ser un buen candidato para donante de órganos. Con su cerebro tan inflamado, seguro que tendrá problemas después. Su vida no regresará a lo que era antes su accidente. Muy probable no será más que un vegetal». Dijo Gavino en reacción.

«Si la inflamación no baja pronto los daños serán irreversibles. Puede ser tal la inflamación que otros órganos se vean afectados, dejando de ser un buen donador en potencia». Añadió Bernarda sin señales de querer lucir su conocimiento solo buscaba complementar la información dada por Gavino.

Gavino extendió su mano solicitando el portapapeles con el historial. Él quería ver en el formulario si la cajita de donador de órganos estaba marcada con un cheque.

«No esta marcada». Dijo Bernarda al entregarle el portapapeles, leyéndole los pensamientos al doctor.

Con este intercambio de palabras Gavino se dio cuenta de dos cosas una que el formulario fue escrito con lapicero de tinta negra, al igual que el resto de historiales, y que Bernarda era la única enfermera que le había logrado anticipar sus pensamientos.

Bernarda y Gavino se volvieron a encontrar minutos más tarde. Esta vez al lado del paciente nuevo, el que llegó con insuficiencia renal. Este señor de cuarenta cinco años era padre de dos hijas. Ellas cursaban tercero y primero básico. Sus riñones estaban deteriorando debido a una diabetes que no fue detectada a tiempo. Antes de que Gavino pudiera decir algo, Bernarda le indicó: «su perfil de antígenos HLA-DR, HLA-B y HLA-A esta en la última página de su historial médico». Mientras le entregó el portapapeles. Después de un momento de análisis de los resultados Gavino levantó la vista «necesitamos…». Bernarda lo corto a medio frase diciendo: «la solicitud del perfil de antígenos del paciente anterior». Entregándole una hoja de papel junto con un lapicero de tinta negra.

«Gracias, me encargaré de llenarla. Por favor, quiero estos resultados hoy».

«Sí. Doctor». Respondió Bernarda.

Los dos pacientes terminaron siendo compatibles en sus perfiles inmunológicos. El primer paciente terminó con una equis sobre la cajita que lo convertía donador de órganos y con una muerte encefálica supuestamente causada por las heridas de su accidente. Digo supuestamente porque su muerte estaba más relacionada con los cuidados dados por Bernarda y Gavino que por su accidente. El segundo paciente, el que sufría de insuficiencia renal, terminó con un par de riñones que funcionaban. Los riñones tenían 22 años de uso, pero estaban en buenas condiciones. También adquirió una prescripción vitalicia de ciclisporina, un medicamento necesario para minimizar el rechazo de su cuerpo a sus riñones nuevos.

Las córneas, el hígado, y el corazón del ciclista accidentado también fueron cosechados y trasplantados a diferentes pacientes en varias partes de Guatemala. Sus pulmones tuvieron un viaje un poco más largo, llegaron hasta El Salvador. Este fue uno de los primeros órganos que sentaban las bases para un tratado internacional que permitiría flujo apresurado de órganos de trasplante a través de fronteras. Un nuevo logro de la globalización.

Cuando Gavino se enteró de que la operación en El Salvador fue un éxito invitó a Bernarda a un café y con un pequeño chocar de vasos de duroport sellaron una amistad, una alianza que los llevaría a sacrificar pacientes para poder salvar a más pacientes.


Sobre Tinta negra

Tinta negra empezó como una historia que quería exponer la contradicción de alguien bueno haciendo algo malo a alguien malo haciendo algo bueno, pero no salió así.

Una vez esten publicadas puedes encontrar otras partes de la historia aquí: parte 2, parte 3, parte 4 y parte 5.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Corazón al 25 %

Tres hojas cordatas en un fondo azulado

Corazón al 25 %

Me dijeron que su corazón estaba trabajando al 25 %. Les entendí lo que me estaban diciendo pero no comprendí lo que significaba. Lo primero que pensé fue en el sonido de las palpitaciones. Supuse que si un latido completo es «bum-bum-», un corazón trabajando al 25 % su latido sería «bu».

Luego pensé un poco más en lo que significaba la frase y se me ocurrió que tal vez hablaban metafóricamente, pero esto no ayudó. ¿Se referían a que solo podía amar en un 25 %? ¿Qué pasó con el restante 75 %? ¿Se convirtió en odio o solo dejo de ser amor? ¿A quién dejaría de amar? Y lo que más complicó todo fue la implicación de que el amor es finito. Al asignarle un porcentaje, sugeriría que hay un total. Que existe un limite. Una cantidad agotable. Algo menor que el 100 % de amor no sería aceptable.

Otra opción que pensé fue que su corazón tenía un problema mecánico. Tal vez tenía un problema durante las sístoles evitando que su corazón se contraiga lo suficiente para vaciarse. Intuí que la primera idea era más o menos acertada. No me refiero al sonido del latido sino las implicaciones de este latido. Si con cada latido su corazón sano empujaba un cuarto de taza de sangre, entonces un corazón trabajando al 25 % solo desplazaría una cucharada de sangre.

Recordé la cuchara de la sopa del almuerzo, con pedazos de papa y zanahoria, chorreándome la corbata.

Sentí mis latidos y me di cuenta lo poco que en realidad se necesita para estar vivo.


Escuche decir a alguien que el corazón de otra persona solo estaba trabajando al 25 %. En el momento no le puse importancia. Fue hasta que estaba caminando a casa que ese enunciado empezó a causar averías en mis pensamientos.

 

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

El burro montado en la cucaracha

El burro montado en la cucaracha

Lo que les voy a contar más parece una fabula, pero déjenme asegurarles que no lo es. Lo vi con mis propios ojos. El burro estaba montado en el asiento trasero de una cucaracha Volkswagen modificada, sin techo. Yo corría una mañana y me detuve en el semáforo de la esquina de la segunda avenida y la avenida Reforma, a la par del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Me detuve porque el semáforo lo indicó. Aproveché el momento para ajustarme la agujeta del tenis cuando un la señora a la par mía, que también esperaba el semáforo, se empezó a reír. Levanté la vista por curiosidad, pensando que ella se reía de mi y fue allí cuando vi al burro montado en la cucaracha. Era un burro grisáceo pálido con el crin negro carbón. Hubiera podido jurar que estaba sonriendo, pero eso sería ridículo.

Por un momento pensé que estaba tan deshidratado que alucinaba, pero la riza a carcajadas de la señora confirmaba que lo que observaba era real. El semáforo nos dio verde y todos cruzamos la Reforma. La cucaracha y el burro desaparecieron en la distancia. Ahora cada vez que oigo el motor distintivo de las cucarachitas les busco un burro en el asiento de atrás.


 

Iba caminando con unos amigos sobre la avenida Reforma cuando alguien dijo que burro ese que va en la cucarachita. Mi amigo se refería a la persona que iba manejando y su acción de atravesarse el semáforo que recientemente cambio a rojo. Yo me imagine esta historia del burro montado en la cucaracha.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Elecciones insólitas parte dos

Elecciones insólitas parte dos

La segunda historia que escuché sucedió en una comunidad a unas cuatro horas Tepic, al oeste de México. Las elecciones en cuestión eran para ocupar el escaño de senador del estado Nayarit.

En esta ocasión la persona que resultaría participando en las elecciones no sabía que ella iba a participar. Fue hasta que su sobrina, quien trabajaba para la Junta Electoral local, le comentó que había alguien con su mismo nombre en la boleta electoral. Cuando doña Virginia voy el número de identidad impreso en la boleta se asustó, era el suyo. Las bromas en la familia empezaron a brotar aludiendo de que ella iba a ganar la contienda electoral. Después de las bromas doña Virginia se puso seria pensaba en lo que estaba pasando. Consultó con todos los conocedores de las leyes del lugar. Habló con el presidente de la Junta Electoral local y con los dos abogados del pueblo. Todos le dijeron lo mismo: «usted está oficialmente inscrita como candidata y tiene el respaldo de la ley para continuar en el proceso».

Doña Virginia seguía sin entender cómo era posible que su nombre apareciera en la boleta electoral. Le pidió ayuda a su sobrino para que grabaran un vídeo. Donde ella explicaría lo que pasaba. El vídeo dejaba en claro que no fue ella la que presentó la papelería ante el Junta Electoral. Lo publicaron en las redes sociales y los noticieros de la región fueron etiquetados. De inmediato este vídeo se convirtió en una sensación.

La honestidad y la manera simple de comunicarse de doña Virginia eran cuestión de envidia para sus contrincantes. La última frase que doña Virginia mencionó: «Yo no les puedo venir a decir como votar. No soy su jefa ni su patrona para mandarles que hacer, pero si les puedo decir que para que la democracia funcione tienen que participar. Tienen que votar.» hizo que la gente dejara comentarios en las redes sociales. La mayoría decía algo similar a: «Yo sí voto por usted. Usted sí es mi patrona.»

El día de las elecciones estaba a menos de dos semanas y los contrincantes de doña Virginia se pusieron a temblar. Su vídeo agarró a todos por sorpresa, nadie tenía idea de quién era doña Virginia. Sin gastar ni un centavo en propaganda política, y con preparar un solo discurso, el vídeo, doña Virginia fue electa como senadora de estado de Nayarit.


Yo no sé como reaccionaría si mi nombre aparece en la boleta electoral de la nada. Creo que decidiría participar y de ser elegido me empeñaría para hacer el mejor trabajo que yo pudiera hacer.

La primera parte fue publicada el 28 de marzo del 2018. Sigue este link para leer la otra parte de la historia

 

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Elecciones insólitas

Elecciones insólitas

Ayer me enteré de dos personas que se vieron envueltas en elecciones insólitas. Según me contaron en ambas historias los protagonistas no cometieron algún fraude electoral para vencer a sus contrincantes.

La primera historia ocurrió en un poblado pequeño en las afueras de Omaha, Nebraska. Los casi 700 votantes tenían la tarea de elegir a un nuevo representante. En la boleta electoral solo aparecía una persona, el representante actual. Quien al no tener contrincante en esta ocasión no se preocupó por hacer campaña o por ir a votar. La noche anterior a las elecciones Marcos se encontraba en una fiesta cuando en una conversación aprendió que era permitido que escribieran su nombre en la boleta. De esta manera podría lograr ser elegido como representante del pueblo. Esto sin importar que él no haya presentado su papelería para postularse como candidato ante Junta Electoral local. Un par de copas más y se convenció a si mismo de que él debía participar en las elecciones.

El resto de la noche la pasó convirtiendo en seguidores a cualquier invitado que lo escuchara narrándoles su plan de trabajo recién inventado. Al día siguiente fue tal la resaca que no se pudo levantar de la cama. Cuando sus síntomas mejoraron, sintonizó los noticieros locales buscando escuchar las noticias del clima. Fue allí cuando escuchó los resultados oficiales de las elecciones. Marcos se sorprendió de escuchar su nombre como ganador de la contienda electoral. Poco a poco fue juntando los fragmentos de memoria de lo ocurrido durante la fiesta y vagamente recordó lo que sucedió.

El resultado final fueron 10 votos a favor y el representante actual consiguió cero votos, ni su esposa votó por él.


 

Continuará el 29 de marzo del 2018 visita este link para leer la segunda parte después de esa fecha. 

Decidí partir Elecciones Insólitas en dos secciones porque la historia así lo permitía claramente. Y tampoco siento que son dos historias que deben ser individuales. Sé que podría haber incluido más material en las historias para hacerlas individuales pero eso le hubiera quitado enfoque a lo insólito que puede ser la democracia a veces.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Trabajo en equipo

Trabajo en equipo

Joana ya llevaba dos años trabajando en el cementerio cuando Miguel empezó a trabajar. Yo conversaba con ellos mientras trabajaban. A Miguel por ser el nuevo le tocaba hacer la mayor parte de la excavación. Según Joana esto era la norma del lugar. Empecé a platicar con ellos porque me interesaba aprender un poco más de la profesión de sepulturero. Una cosa que me pareció interesante fue cuando me dijeron: «este es un trabajo que obligatoriamente se tiene que hacer en equipo. No era sano psicológicamente y físicamente hacerlo solo porque los muertos podían regresar.»

«No de verdad como lo hacen los zombis o los fantasmas, sino como espectros imaginarios.» interrumpió Miguel.

«Uno se puede imaginar una mano saliendo de la tierra cuando en realidad es una raíz. Se necesitaba al compañero para regresarlo a un a la razón y convencerle de que lo que estaba viendo no es una mano, y que tan solo es una raíz.» continuó narrando Joana.

Según me contaba ella su compañero anterior, Ernesto, llevaba 20 años de sepulturero. «Él no creía en supersticiones decía y no miraba con buenos ojos la idea del trabajo en equipo. Una tarde, según cuentan visitantes que los vieron, lo vieron corriendo gritando idioteces. Él corría con una cara de pánico. Los visitantes no sabían que hacer en ese momento, estaban a punto de llamar a la policía pero todo regresó a la calma en un santiamén. Según la evidencia que encontró la policía, las huellas de Ernesto indicaban que corrió como un cometa dando varias vueltas alrededor de la tumba que estaba cavando. En una de estas orbitas sus huellas lo conducen directo a la tumba. Al parecer no se dio cuenta donde estaba y cayó en ella. Para complicar más el asunto, por poco y entierran a dos muertos en el mismo hoyo. El padre que presenció la sepultura fue el único que notó algo extraño. Él vio el zapato de Ernesto cuando bajaban del ataúd y no dijo nada hasta que el entierro terminó. Lo peor fue que me tocó a mi tener que sacar a los dos muertos del hoyo y regresar al recién enterrado a su sepultura solo porque Ernesto no creía en supersticiones».


Un día al caminar en la calle al lado del cementerio vi a dos sepultureros cavando un hoyo. Esta historia surge porque vi a uno haciendo el trabajo mientras el otro estaba apoyado sobre su pala. Claramente era un trabajo en equipo, tomando turnos para cavar, pero la imaginación sacó la historia por la tangente.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Boliche

Una entrevista con el campeón de boliche Ignacio Salvador, alias Deca campeón.

El Deportivista

Guatemala de la Asunción, 20 de enero del 2078

 

“Me motivan los tacos, las chuzas y un buen sombrero.”

Ignacio Salvador es el nombre oficial del Deca. Según él nos cuenta son pocos los que conocen el verdadero nombre del campeón. A él le cortaron la cabeza pero aún seguía vivo, como lo explica el Deca ,“ por la destreza de un médico terco que no me quería dejar morir es que estoy donde estoy”. Durante nuestra platica no fue difícil no notar la serie de tubos y alambres que le salen del torso y caen enfrente a su cuerpo similar a la caída de una tupida bárbara. Su cabeza descansa, viendo hacia el frente, sobre el antebrazo izquierdo como si chinearan a un bebé. Yo conocí al campeón de boliche cuando yo era pequeño y esta vez me permitió entrevistarlo en una taquearía al final de la avenida Bolívar. Quedamos de juntarnos a almorzar y aprovechar el tiempo para entrevistarlo. Yo estaba interesado en aprender como alguien había logrado resucitar un deporte olvidado por su propia cuenta. Durante la entrevista no pude dejar de notar la dexteridad con la que el Deca campeón comía sus tacos. Aunque un par de veces la mano condujo el taco por encima de los hombros, se detenía por un momento y pronto lo bajaba a la boca que descansaba sobre la mano izquierda.

Bueno la primera pregunta que tengo es una pregunta fácil, para calentar motores. ¿Qué lo motiva a levantarse en la mañanas?

A mi me motivan los tacos, las chuzas y ponerme un buen sombrero. Si lo mira de un punto de vista más general mis motivaciones se podría traducir a: me gusta la buena comida, lo que hago y estar vivo un día más.

“Fue por destreza de un médico terco que no me quería dejar morir es que estoy donde estoy.”

¿Cuéntenos cómo se inicio en este deporte?

Pues yo no nací jugando boliche, yo crecí practicando jai alai, el deporte vasco que se juega con una cesta curvada y una pelota que se lanza contra un paredón. No es un deporte muy común. Fue practicando este deporte cuando me accidente. Una de las cestas, me cortó el esternocleidomastoideo y me separó la clavícula. La herida fue grave pero la infección que me dio después fue peor. Fue por la destreza de un médico terco que no me quería dejar morir es que estoy donde estoy. Durante mi recuperación me tenían jugando boliche. Esto era para practicar mi coordinación mano-ojo. Primero jugaba sobre una mesa y luego en un corredor. Además de hacerme practicar mis movimientos con la mano encontré que tenía una destreza natural para el boliche, lo cual no sabía que tenía. Yo nunca había jugado boliche antes. Después, cuando salí de mi recuperación, busque trabajo en un boliche, el único que existe en Guatemala. Ellos al principio no me querían contratar, pues verá, el negocio no era muy rentable en ese entonces. Fue allí donde se me ocurrió dar clases, cursos de vacaciones, repartir volantes en colegios para atraer celebraciones en el boliche y potenciales clientes a quien enseñarles. Poco después de que empecé los dueños vieron que yo estaba aumentándoles la clientela me contrataron. Me dieron tiempo de practica gratis, unas horas de coordinador del lugar y oficializaron mi puesto como maestro de boliche. Fue allí cuando me empecé a mejorar mi juego a grandes pasos. Fui de apenas rascar 200 puntos a lograr el punteo máximo de 300 consistentemente.

¿Cuántas veces has logrado ser campeón de la liga de boliche y tiene eso algo que ver con tu apodo Deca campeón?

Gracias por preguntármelo esa es una de los grandes desentendidos que hay de mi y espero que esta publicación ayude a aclarar un poco este tema. Yo he sido campeón de la liga de boliche tres veces.

No son muchas veces. ¿Cómo explicas el prefijo Deca antes de campeón en tu apodo? ¿Eso significa 10 en romano?

Es cierto que es un prefijo que significa 10, pero no es romano. Es en latín, el idioma que hablaban los romanos. La verdad es que me dicen el Deca campeón porque cuando era joven me decapitaron quirúrgicamente a causa del accidente de jai alai que le comentaba.

Oh, ya veo. ¿Qué es lo mejor que le a pasado en el boliche y qué es lo peor?

Bueno, lo mejor que me ha pasado es poner el nombre de mi patria en alto. He tenido la oportunidad de viajar a lugares distantes, lugares que no me hubiera imaginado nunca visitar y para jugar boliche que es lo mejor.

Y ahora para serle completamente honesto, lo peor que me ha pasado fue durante un día de practica. Esto es tan embarazoso que hasta me da pena contarlo, pero allí va. Esto me pasó hace como cuatro años. Ese día practiqué por tres horas en la mañana, antes de empezar a trabajar. Después me fui a la universidad toda la tarde hasta bien noche y luego regresé a de nuevo a practicar unas tres horas más. Yo estaba estresado por el examen que se venía en dos días. Agregando, las preocupaciones del trabajo y complicarlo todo estaba teniendo dificultades con mi novia de ese momento. Pues estaba en la segunda sesión de practica ya casi para terminar la partida, y recuerdo que mis ojos se me estaban cerrando del cansancio y apenas sabía lo que estaba haciendo. Me cuadré para lanzar, di los cuatro paso del lanzamiento oficial y de pronto me percaté que mi vista estaba muy cerca a la línea de falta. Para cuando me di cuenta ya era muy tarde para parar, mi brazo completo estaba en movimiento. Traté de detener mi brazo pero no pude la inercia hizo el resto. Lancé mi cabeza en vez de la bola de boliche. Se puede imaginar eso. No sé en que estaba pensando. No sé porque no me di cuenta cuando agarré la bola de boliche con la mano equivocada. Nunca lanzo con la izquierda. Supongo que estaba tan cansado que ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Si no es por este cable gris de aquí —hizo un movimiento de ojos indicando el cable que colgaba a su derecha— mi cabeza hubiera salido rodando por la pista de lanzamiento. Inclusive con el cable conectado a mi cabeza, esta rebotó varias veces en la madera y el tirón de regreso. Cuando el cable se extendió completamente hizo que mi cabeza regresara instantáneamente. Este movimiento de regreso causó que se me quemara el pelo con la fricción que hizo con el suelo. Pues desde ese día me pongo tape en estos dos dedos, pero en mi mano izquierda —el Deca campeón levantó su mando derecha y movió sus dedos índice y el medio.—

“No le veo ningún futuro al boliche y a muchos otros deportes. A las nuevas generaciones no les interesa el deporte, son unos vagos.”

¿Cuál es el futuro del boliche?

¿Qué futuro? No le veo ningún futuro al boliche y a muchos otros deportes. A las nuevas generaciones no les interesa el deporte son unos vagos. Prefieren embarcarse en travesías interneticas que no los llevan a nada, a ningún lado y ni siquiera les aumenta el ritmo cardíaco. El internet ha sido un gran invento pero ha causado tanto daño de manera directa e indirecta. Lástima que término la entrevista de esta manera pero me tengo que ir a preparar para la mi siguiente clase.


 

Últimamente he estado leyendo muchas entrevistas, sobre analizándolas pensé que muchas de las respuestas estaban precocinadas. Sentí que eran respuestas muy atinadas y se me ocurrió escribir una historia con lo opuesto. Boliche es una historia de una entrevista donde las respuestas no son las que uno piensa escuchar.

 

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.

Salt Flats Olympics

un grupo de rocas color gris Salt Flats Olympics

In the Salt Flats region of western Nevada, nature plays an unusual series of sporting events, the Salt Flats Olympics. The long-distance favorite is the tumbleweed. In the speed events, the rolling rocks are likely winners. And in the mound building competition, Artemisia spicata has won the event the last hundred times.


 

A veces los cuentos me salen en inglés. En Salt Flats Olympics hablo de la región salera de Nevada y aludo que allí la naturaleza tiene su versión de las olimpiadas.

Sobre la serie «Historias sin futuro»

Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.

 

Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.

También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.