Halterofilia (parte 5, final) — La tijera en practica
El ministro recibió la noticia de la presencia de los manifestantes y excusándose de la reunión en la que estaba. Apresuradamente, camino por el corredor sin responder a las preguntas que le hacían. Al salir de edificio, corrió hacia su carro. Luego, con destreza maniobró su hatchback modificado para competencias de arranques por el parqueo hasta llegar a la puerta de salida. Una reja pesada de más de dos metros de altura lo separaba de la manifestación. El guardián de turno trató de hacerle ver al ministro de que ninguno de ellos iba a entrar. El ministro le ordenó «o abres la puerta o te despido». Sin otra opción el guardia obedeció la orden. Ninguno de los manifestantes entró al ministerio ni tampoco ninguno de los manifestantes abrió paso para que el ministro pudiera salir. Poco a poco el ministro empezó avanzar el carro en dirección a la muchedumbre. Los manifestantes cedieron un poco y le dieron un par de metros al Mazda 121 del ministro. Iba avanzando lentamente hasta que el grito de un joven se escuchó entre la multitud. El ministro le pasó el carro sobre su pie. Los alaridos de dolor hicieron que las personas empezaran a somatar el carro del ministro. Este entró en un ataque de nervios y continuó avanzando, lastimando a más personas.
El carro logró llegar hasta donde estaba parada Inés. Ella recibió el carro del ministro de frente se vieron el uno al otro como dos vaqueros a medio duelo en una película western. El ministro se detuvo por un momento pero se sintió intimidado por Inés y empezó a avanzar de nuevo poco a poco. Inés le entregó el folder con su papelería a un manifestante que tenía al lado y tomó al carrito por el parachoques delantero levantandolo como si fuera una barra cargada. A ella no le costó alzar el carro hasta su cintura. El ministro presionó de nuevo el acelerador al sentirse alzado. El pánico lo tenía dibujado en su rostro como si fuera pintura de Edvard Munch. Inés reconoció que el carro era de tracción delantera y que al levantarlo impedía que el carro continuara su marcha, pero si lo bajaba el carro la arroyaría. Entonces a Inés se le ocurrió alzar el carro como si fuera una barra de practica. Elevar el carro desde la cintura a los hombros produjo un silencio total en la muchedumbre. El último movimiento, elevar el carro por encima de la cabeza, requería la ejecución de la tijera que tanto había practicado en este tiempo. Las personas que no sabían que el carro estaba levantado a la altura de la cintura ahora podían ver la capota roja del carro por encima de las cabeza del público. Para esto los manifestantes estallaron en porras gritando en unísono «Inés, Inés, Inés…». Mientras tanto las llantas del carro seguían dando vueltas rápidamente.
«Ese carro debe pesar uno 800 kilos» dijo un manifestante.
«No creo que sea tanto, el carro esta modificado para los arrancones. Yo digo que debe pesar unos 450 kilos con él incluido. Lo que sea que pesa ese carro esta debe ser un nueva marca para ella.» Contestó otro.
«¡Gente ponga atención lo que están viendo es un pedazo de historia!» Gritó enfáticamente un tercer manifestante. Inés sabía que levantaba algo pesado, pero no lo sentía tan pesado. Reconocía la dinámica que estaba en juego, la descomposición de peso en sus componentes angulares, justo como lo aprendió en Física Fundamental. Cuanto más lo levantara, menos sería el peso justo debajo de ella. Con esta hazaña fue considerada una vez más como heroína nacional esta vez salvándole la vida a decenas de individuos.
Sobre este fragmento del cuento
Este es el desenlace de la historia Halterofilia. Después de casi un año de estar practicando Inés ejecuta el último movimiento del levantamiento, la tijera, a la perfección. Fue divertido imaginarme este cuento espero que les haya gustado.
Las otras partes de la historia serán publicadas el 18, 19, 20, 21 y 22 de marzo 2018 después de las 7 am. Estos links se activaran una vez las otras partes sean publicadas parte 1, parte 2, parte 3, parte 4 y parte 5. La primera parte fue publicada el 17 de marzo 2018
Sobre la serie «Historias sin futuro»
Para marzo del 2018 les traigo la serie «Historias sin futuro». Una colección de narraciones cortas que describen a personas o situaciones. Estas narraciones las empecé a escribir con la intención de practicar, de ejercitar los músculos creativos y generar un proceso con la esperanza de que se convierta en hábito. Les agradezco su visita y como lo he hice con los post de enero y febrero voy a recopilarlos en un chapbook para que ustedes puedan descargar.
Si quieres descargar Hojarasca, el chapbook de Febrero pincha aquí.
También te puede subscribir a mi boletín para que recibas los chapbooks en tu email.